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Tribuna
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La cuestión siderúrgica

La industria siderúrgica no es cualquier industria: todavía se la considera la fábrica de fábricas, el centro de una actividad económica de la que dependen muchos empleos, afirma el articulista. En su reconversión, el País Vasco se juega el futuro de un sector tradicional que tiene una incidencia relativa en el conjunto; para Asturias, agrega, la cuestión es simplemente de vida o muerte, porque sin siderurgia la región se convertiría de hecho en un desierto industrial.

Después, de varios meses de conflictos sociales y de una marcha sobre Madrid para tratar de cambiar el plan siderúrgico propuesto por la Corporación de la Siderurgia Integral (CSI), que plantea una fuerte reconversión del sector, el Gobierno español presiona a la Comisión Europea para su aprobación.La industria siderúrgica española ha vuelto a las portadas de la crisis: la reconversión planteada,_que supone la integración de las dos empresas del país -Ensidesa y AHV-, una nueva reestructuración industrial, y la pérdida de cerca de 10.000 puestos de trabajo, ha movilizado a los trabajadores siderúrgicos, que han hecho una nueva marcha de Cádiz camino de Madrid para exigir responsabilidades al Gobierno, mientras el Gobierno y las instituciones autonómicas marchan sobre Bruselas ante los anuncios de un posible recorte de la comisión al plan presentado por la CSI.

La larga caminata sindical reclamaba un plan distinto del presentado por la CSI, con un aumento de la producción, mejores jubilaciones y un programa de reindustrialización para las comarcas afectadas, amenazando con la radicalización del conflicto si no se cumplían sus propuestas.

Por su parte, el Gobierno y las instituciones regionales defienden el plan de la CSI frente al planteamiento del comisario para la competencia, Leon Brittan, que en principio proponía no construir una acería en Sestao y reducir la. producción y el empleo. Las autoridades españolas han respondido con saltarse a la torera las decisiones de la Comisión para salvar la siderurgia española, así que la situación, está que arde.

Tema de fondo

En efecto, aquí hay un tema de fondo, porque, a diferencia de otros sectores, la industria siderúrgica no es cualquier industria: todavía se considera la fábrica de fábricas, el primer motor de la dinámica industrial, el centro de una actividad económica de la que dependen muchos empleos, muchos sectores y muchas empresas auxiliares: por eso jugar con la siderurgia es jugar con fuego.

Por eso y porque la siderurgia está asentada en dos regiones especialmente sensibles a las crisis industriales y a los conflictos sociales -el País Vasco y Astu

rias- que vienen soportando desde hace más de una década sucesivas reconversiones, en la minería, en el naval, en los aceros y en las siderurgias integrales, esto es, en toda su estructura industrial. Así que, en definitiva, con este tema hay que andar con pies de plomo si no se quiere levantar una fosa entre la Comunidad Europea y España, entre las regiones norteñas y el Gobierno, y entre los sindicatos y la CSI.

Pero hay que andarse con pies de plomo también para no levantar un enfrentamiento entre Asturias y el País Vasco, porque la situación económica de ambas regiones y la siderurgia de ambas regiones no es la misma. Asturias vive prácticamente de la empresa pública minera y siderúrgica, mientras el País Vasco tiene un complejo tejido industrial; la capacidad financiera vasca no es comparable con la del Principado y, además, factores de localización, de infraestructuras, de tradición empresarial, e incluso políticos, colocan al País Vasco en una situación relativamente favorable para hacer frente a la reconversión siderúrgica de AHV.

Asturias, sin embargo, está viviendo lo que llamé en estas mismas páginas la transición al capitalismo desde una economía estatalizada que sostiene todavía sectores de la primera revolución industrial a una distinta en plena crisis; esto es, el Principado es un paradigma de la adaptación española a la modernidad, adaptación que se está realizando con enormes dificultades.

Siendo distinta la realidad económica de ambas comunidades, también lo es la de sus empresas siderúrgicas. La anterior reconversión, iniciada en 1984 con una década de retraso, exigió grandes inversiones, pero se hizo por separado debido sobre todo a las presiones políticas vascas, de tal manera que no se pudo iniciar un proceso efectivo de integración y especialización pro

ductiva como habían hecho antes las siderurgias europeas. El resultado fue que ambas empresas separadas (sin tamaño adecuado, sin I+D, sin sinergias y sin mercado protegido desde 1986) no pudieron remontar el vuelo ante la sostenida baja de precios, caída de la demanda, competencia de nuevos países, de nuevos productos y de nuevas siderurgias.

Ante, esta evidencia, la creación de la CSI y la integración de Ensidesa y AHV es la operación última para salvar la siderurgia española operación llena todavía de riesgos porque los sindicatos quieren un plan a su medida, las regiones quieren mejorar sus instalaciones, la CSI quiere hacer viable la nueva empresa cerrando hornos y la CE reducirla de tamaño cerrando plantas: la imprescindible sinergia siderúrgica, sindical, política, regional y europea hacen de esta reconversión la más difícil de todas.

Caballo de batalla

El caballo de batalla de los sindicatos durante el proceso negociador con la CSI ha sido aumentar la producción. de acero prevista en el plan -en torno a los 5,3 millones de toneladas-, el monto del plan financiero -que requiere un enorme volumen de recursos públicos, cerca de 600.000 millones- y un plan in dustrial que según el informe técnico de Nippon Steel significaba el cierre de AHV. Pero la pro puesta final de la CSI, enviada por el Gobierno a Bruselas, implicaba una reducción de la pro ducción reclamada hasta dejarla en 4,5 millones y el mantenimiento de AHV con una nueva acería en Sestao, lo que se justificaba por razones técnicas y sobre todo sociales: aplicar el. plan de Nippon Steel no sólo era cerrar AHV, era además clausurar la vida de la margen izquierda del Nervión, uno de los viveros tra

dicionales del socialismo español. En Asturias se ha esgrimido la fuerza del vasquismo sindical y político de UGT y del PSOE, la abundancia de vascos en el Gobierno y en el sindicato, y los acuerdos con el PNV para explicar la continuidad de ARV. Según esta versión, un cunerismo político-sindical de nuevo tipo explicaría la cerrada defensa de la acería en Sestao, esto es, la continuidad -de AHV, que es -después de la propuesta del comisario Brittan- lo que podría estar en discusión. Además, la firme posición del Gobierno vasco en este tema, convirtiendo a AHV en una especie de emblemática ikurriña industrial, hacen de la pervivencia de la siderurgia vasca un asunto de Estado. Así que por razones políticas, pero también -como reconoció el ministro Aranzadi- por razones sociales; el futuro de AHV -la acería de Sestao- es innegociable: la CE tendrá que ceder a esa razón de Estado.

Pero para Asturias no se trata de conservar el símbolo de la industrialización, no se trata de defender una reliquia industrial, no se trata ni de un asunto político ni de una cuestión social de más o menos puestos de trabajo perdidos y de unas jubilaciones mejor o peor pagadas: se trata sencillamente de su supervivencia como región industrial. El Principado apoya su economía en dos pilares, Hunosa y Ensidesa, pero si probablemente es inevitable el paulatino cierre de Hunosa, la continuidad de Ensidesa en condiciones de tamaño y viabilidad adecuadas es esencial para la región, porque Ensidesa tiene una extraordinaria incidencia en la economía asturiana (cuatro veces superior a la incidencia de Hunosa) y porque la empresa siderúrgica quedaría en la práctica como el único pilar firme de la economía industrial de la región.

Por otra parte, los argumentos sociales y políticos que explican la continuidad de AHV más allá de su viabilidad industrial tienen en Asturias otra lectura de no menor trascendencia. Efectivamente, hacer una mala reconversión en Ensidesa, con el consiguiente cierre de empresas auxiliares, tendría graves costes sociales, con pérdidas de empleo y conflictividad laboral en una zona ya castigada por las anteriores reconversiones siderúrgica y naval. Las comarcas siderúrgicas -Avilés y Gijón- se verían profundamente afectadas, como lo están asimismo las comarcas mineras debido a la inevitable reconversión de Hunosa. El resultado es que la zona central de Asturias, donde se concentran las tres cuartas partes de la actividad económica y de la población de la región, entraría en una inestabilidad social y política inevitables que seguramente pagaría en las próximas elecciones el PSOE, con el peligro consiguiente de convertirse en un partido más regional que nacional, un partido de media España, ya que Asturias es la única comunidad autónoma al norte de Madrid gobernada por los socialistas.

Así pues, más allá de las razones sociales y políticas que se dan en ambas regiones, es evidente que criterios económicos regionales y criterios industriales de empresa aconsejan defender el futuro de Ensidesa, que es defender además el precario futuro industrial de Asturias y el mejor destino de la siderurgia española. El problema podría estar al final en que si hay una cesión de España ante las presiones de la CE en versión Brittan; la cuerda se rompa por el lado políticamente más débil aunque siderúrgicamente más solvente que es Asturias: entonces habría fracasado la reconversión siderúrgica.

En resumen, en esta reconversión el País Vasco se juega el futuro de un sector tradicional que tiene una incidencia relativa en el conjunto de la economía vasca, aunque por ser AHV una empresa emblemática en la historia industrial de Vizcaya las fuerzas políticas y las instituciones autonómicas y forales se empeñen en defender sin concesiones su siderurgia, pero para Asturias la cuestión es simplemente de vida o muerte, porque sin siderurgia la región se convertiría de hecho en un desierto industrial. Ése es el quid de la cuestión de un posible recorte de última hora en Bruselas al plan siderúrgico español.

es profesor titular de Historia e Instituciones Económicas en la Universidad de Oviedo.

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