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EL FUTURO DE EUROPA

Los ministros de Exteriores de los Doce frenan las maniobras británicas para retrasar Maastricht

ENVIADO ESPECIALLos Estados comunitarios partidarios de seguir rápidamente adelante con la ratificación del Tratado de Maastricht ganaron ayer la partida al Reino Unido, que pretendía retrasarla en el curso de un tenso Consejo de Ministros de la Comunidad Europea (CE) celebrado en Nueva York para valorar el resultado del referéndum francés. Los Doce se comprometen, no obstante, a que "las preocupaciones que emergieron en el debate público encuentren respuestas específicas en el futuro desarrollo interno y externo de Europa".

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El secretario del Foreign. Office, Douglas Hurd, sometió a sus colegas un borrador de comunicado que para la mayoría de las delegaciones no era representativo del punto de vista de la CE y pretendía retrasar la entrada en vigor de la Unión Europea. Su homólogo francés, Roland Dumas, arremetió contra el texto recordando que, si después del revés danés de junio, los Doce intentaron impulsar su integración, tras el sí francés no podían decretar una pausa.Incluso socios como Holanda, tradicionalmente cercanos al punto de vista británico, criticaron con vehemencia el borrador de Hurd que tuvo que ser reescrito y acortado. Prevista para durar dos horas la reunión ministerial se alargó hasta aprobar un comunicado en el que los Doce otorgan "gran prioridad a la rapidez y exitosa conclusión del proceso [de ratificación] sin retocar el texto actual" en los plazos previstos por el artículo R del tratado.

Mientras para diez Estados miembros esta mención significa que la ratificación debe estar concluida el 31 de diciembre, portavoces británicos hicieron ayer otra interpretación asegurando que no implicaba ningún plazo límite.

Al ser preguntado por la demora en el Reino Unido, donde, según los sondeos, la mayoría del electorado rechazaría el tratado si se sometiera a referéndum, y si puede ratificar el texto de unión europea, Hurd dijo: "Necesitamos tener más claras las intenciones danesas". El Gobierno de Copenhague no podrá estar listo dentro de tres meses, pero desea que sus socios si lo estén para así hacer cambiar de opinión a sus ciudadanos, que votarán en primavera en un nuevo referéndum.

A pesar de que los Doce dieron ayer su visto bueno a la iniciativa británica de convocar una cumbre de jefes de Gobierno comunitarios, la propuesta ha sido acogida por algunos con cierta desconfianza. [Una fuente británica indicó en Nueva York que la cumbre se celebrará el 16 de octubre en Londres, aunque posteriormente un portavoz de Major puntualizó en la capital del Reino Unido: "No es posible confirmar ninguna fecha por el momento. Todavía lo estamos discutiendo con otros países", informa Reuterl.

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Evitar ambigüedades

"El Consejo Europeo puede celebrarse", declaró Dumas, "pero debe ser bien preparado para no, abrir la puerta a las ambigüedades". "No tiene que significar una puesta en tela de juicio del tratado", añadió. Junto con Hurd los demás ministros reconocieron, no obstante, que los debates en todos los Estados pusieron de relieve "que la Comunidad suscita una cierta ansiedad entre nuestros ciudadanos". "De ahora en adelante la construcción europea deberá ser en mayor medida un asunto de los pueblos", afirmó Dumas. "Hay que explicar lo que supone el tratado de la Unión Europea y explicarlo bien", añadió, por su parte, el ministro español de Exteriores, Javier Solana.

El Consejo Europeo del mes próximo estará, según reza el comunicado, en gran medida dedicado a ello. "Es muy posible que entonces algunos textos (de Maastricht) sean aclarados", subrayó el ministro belga, Willy Claes. A la presidencia británica se le atribuye la intención de precisar el concepto de subsidariedad, que estipula que todas las decisiones deben ser tomadas al nivel administrativo más bajo posible y sólo en casos extremos se adoptarán en Bruselas.

El comunicado se esfuerza, por último, por tranquilizar a los mercados financieros agitados y devolver la confianza en el Sistema Monetario Europea (SME) que la libra y la lira abandonaron la semana pasada.

El presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, criticó con dureza, pero sin nombrarles, a alemanes y británicos. Estos últimos acusaron a los primeros de provocar las turbulencias. Tales denuncias pueden acabar hiriendo de muerte al SME, según Delors.

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