Un año trágico
La plaza de toros de la Real Maestranza, de Sevilla, no ha conocido año taurino tan trágico como el actual. En realidad, jamás se había producido muerte alguna en su albero, hasta la de Manolo Montoliu, en la corrida de la Feria de Abril que tuvo lugar el pasado 1 de mayo. Cuatro meses más tarde, la cornada mortal ha vuelto a producirse, en circunstancias parecidas: Ramón Soto Vargas, igual que le ocurrió a Montoliu, resultaba volteado por el toro al salir de un par de banderillas.La muerte de estos dos banderilleros se suma a la del también subalterno Campeño, acaecida en Las Ventas, en 1988, y a las de Paquirri, en Pozoblanco (Córdoba) en 1984, y Yiyo, en Colmenar Viejo (Madrid) en 1985. Son las cogidas mortales que se han producido en la fiesta en los últimos años, y demuestran -según palabras de Espartaco, anoche, en el velatorio de Soto Vargas- que "la profesión de torero sigue siendo muy peligrosa".
Un triunfo en Utrera
Ramón Soto Vargas había nacido en el pueblo sevillano de Camas el 4 de marzo de 1953, estaba casado y tenía tres hijos, dos niñas y un niño, de corta edad. Su padre, Salomón Soto, de raza gitana, había sido novillero sin fortuna.
Soto Vargas empezó a torear sin caballos en 1971 y debutó en La Maestranza, de Sevilla, en 1973. Tuvo pocos éxitos pero uno de ellos resultó particularmente señalado: fue el que obtuvo en el coso de Utrera (Sevilla), donde cortó tres orejas a sendos novillos del Conde de la Maza, precisamente la ganadería a la que pertenecía la res que le ha causado la muerte. Alternaba en aquella ocasión con Antonio Chacón, a cuya cuadrilla perteneció años más tarde.
No llegó a tomar la alternativa y pronto decidió vestirse de plata, pasando a la categoría de subalterno. Ha pertenecido a las cuadrillas de las primeras figuras del toreo, entre otras Antoñete, Curro Romero -con quien estuvo varias temporadas- y Rafael de Paula. Este año figuraba regularmente en la del novillero Marcos Sánchez Mejías, con quien iba a participar en la próxima feria de San Miguel.
