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Los golpistas aseguran que Gorbachov conocía su plan

Los golpistas que el pasado agosto intentaron derrocar el Gobierno de Moscú sostienen su defensa sobre dos pilares: por un lado, afirman que el entonces presidente de la URSS, Míjail Gorbachov, conocía sus planes, pero se echó atrás en el momento decisivo; por otro, subrayan que todo lo hicieron para defender la unidad de la patria.

Estas ideas las expresó ayer Anatoli Lukiánov, entonces presidente del Sóviet Supremo de la URSS y supuesto cerebro del golpe, después de que el domingo fuera Guennadi Yanáyev, exvicepresidente de la URSS y líder nominaI del comité golpista, quien hiciera las mismas afirmaciones en televisión. Ambos siguen en la prisión de Matrósskaya Tishiná -'La Calma Marinera-, acusados de traición a la patria y complot, pero no parecen tener dificultades para acceder a los medios de comunicación."¿Se puede llamar conspiración a algo cuyos organizadores informaron por adelantado al presidente del país y él no dio ni un paso para impedirlo?" se preguntaba ayer Lukiánov en una entrevista publicada en Pravda, antiguo órgano del Partido Co munista, que sigue defendiendo al viejo régimen. Yanáyev, más concreto, dijo ante las cámaras que en abril de 1991, cuatro meses antes del golpe, Gorbachov, ordenó a representantes de diferentes órganismos del Estado que prepararan los decretos necesarios para instaurar el estado de emergencia". Algunos de esos documentos, agregó Yanáyev, fueron utiliza dos por el Comité de Emergencia cuando decidió tomar el poder después de que, tras presentárselos al presidente, éste se negara a colaborar, a causa de su "carácter indeciso". "Por la mañana" precisó el líder golpista para ilus trar sobre esa indecisión, "[Gorbachov] tenía una política y por la tarde otra, en función de las ideas del último que hubiera ha blado con él". En sus declaraciones, el ex vicepresidente asegura que no se arrepiente de nada y que sólo siente "haber fallado" en el intento de salvar a la URSS de la desintegración.

La justificación del golpe como algo necesario para defender a la patria soviética la expuso ayer Lukiánov -poeta aficionado además de político- en estos términos: "Fue sobre todo un acto de desesperación, un esfuerzo por salvar la unión con medidas de emergencia, por detener el deslizamiento del país hacia la sima sin fondo de la crisis, hacia la enemistad interétnica, la pauperizacion de millones de personas, la ilegalidad y el derramamiento de sangre".

Esta proliferación de declaraciones coincide con el juicio que se sigue en el Tribunal Constitucional sobre la ilegalización del PCUS, cuyas reiterativas sesiones se reaundaron ayer tras una semana de interrupción, y con la publicación de algunas encuestas que empiezan a mostrar un mayor apoyo a la ilegalización del PICUS.

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