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Mubarak y Rabin dan en El Cairo un nuevo impulso a la paz

Isaac Rabin realizó ayer la primera visita a Egipto en seis años de un jefe de Gobierno israelí, circunstancia que aprovechó para invitar al presidente egipcio, Hosni Mubarak, a visitar Tel Aviv, oferta que fue aceptada. Esta reunión de El Cairo, unida a las conversaciones mantenidas en Israel por el secretario de Estado norteamericano, James Baker, permiten decir que "el proceso de paz en Oriente Próximo ha adquirido un nuevo impulso" según expresión favorita de Baker.

Mubarak declaró en la conferencia de prensa conjunta tras su primer encuentro de 90 minutos con Rabin que viajará a Israel cuando considere que ha llegado "el momento oportuno".Durante años, el presidente Anuar el Sadat primero y luego su sucesor, Mubarak, habían sido objeto de la abominación árabe por haber hecho la paz por separado con Israel a cambio del Sinaí, sacrificando a sirios y palestinos. Sadat fue asesinado el 6 de octubre de 1981 por extremistas que le consideraban un traidor a la causa árabe por haber negociado con el Estado hebreo.

Tras la visita a El Cairo en 1986 de Simón Peres, entonces primer ministro de Israel, el presidente Mubarak se había venido negando reiteradamente a entrevistarse con el primer ministro del Likud, Isaac Shamir. Pero apenas se habían apagado los ecos del discurso programático del laborista Rabin en la Kneset el pasado día 13, cuando Mubarak enviaba un telegrama invitando a Rabin a El Cairo.

Hoy, Osam Al Baaz, el más cercano consejero de Mubarak, afirma que el Gobierno de Rabin "parace realmente querer avanzar hacia la paz, y muestra una actitud nueva, completamente distinta a la de los Gobiernos israelíes precedentes".

Mubarak ha tenido en cuenta que Rabin, desde su primer discurso, solicitaba la ayuda activa de Egipto para avanzar en el proceso de paz en la región. La voluntad de Rabin de conseguir la ayuda de Egipto en sus esfuerzos para construir la paz con los otros vecinos árabes de Israel va a permitir que pueda borrarse el estigma de paz separada que manchaba el tratado firmado por Menájem Beguin y Sadat hace 13 años.

El presidente egipcio ha advertido al primer ministro israelí que será dificil, si no imposible, avanzar hacia un acuerdo con los palestinos si deja de lado a Siría.

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Si Rabin convence al presidente Hafez el Asad de que quiere abrir una nueva página en la historia de la región en la que figure el capítulo de los Altos del Golán ocupados por Israel, entonces Damasco dejará de entorpecer el diálogo palestino-israelí. En caso contrario, Asad no dejará de apoyar a las formaciones palestinas radicales hostiles a una negociación con Israel.

Los consejos del presidente egipcio son claros: para tener una posibilidad de éxito, Israel debe negociar seria y paralelamente con palestinos y sirios.

Rabin está de acuerdo, pero con una condición: los avances en una de las dos negociaciones no pueden depender de cómo progrese la otra. En caso contrario Siria tendría en la práctica, el derecho de veto sobre cualquier eventual acuerdo.

James Baker continuó ayer su gira por la región y se desplazó a Jordania, donde se entrevistó con el rey Hussein para hablar, además del conflicto árabe-israelí, del contencioso iraquí, en momentos en que se aprecia un distanciamento entre Bagdad y Ammán.

Otro encuentro que debía mantener ayer mismo Baker en Damasco era, precisamente, con el presidente sirio, Hafez el Assad, pero la entrevista tuvo que aplazarse hoy debido al fallecimiento de la madre del presidente Asad.

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