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Política y espectáculo

Antonio Caño

Decía Franklin Delano Roosevelt que la convención no era el método idóneo para elegir candidatos presidenciales' pero sí era el mejor de los conocidos. Nadie sabe si el líder que ganó cuatro convenciones consecutivas pensaría lo mismo después de ver la de Nueva York, donde los delegados parecen más dedicados al turismo y a las relaciones públicas que al debate político.Forrnalmente, la convención tiene el poder soberano para elegir candidatos, aunque la mayoría de los delegados vienen ya comprometidos por los resultados de las elecciones primarias que' se han celebrado desde febrero en los 50 Estados. Como Bill Clinton es el que más delegados tiene, será el designado formalmente hoy como candidato presidencial.

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En otros tiempos, eso no era tan fácil. Las convenciones eran escenarios de presiones y pugnas subterráneas. Como en 1924, también en Nueva York, donde fueron necesarios 17 días de reuniones y 103 votaciones para elegir a John Davis.

Ahora, los casi 5.000 delegados se limitan a proclamar en voz alta al candidato escogido. El resto del tiempo de los cuatro días de reuniones los emplean en acudir a innumerables fiestas, algunos encuentros con delegaciones de otros Estados, declaraciones a la prensa, compras y paseos.

Al filo de la medianoche

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Los discursos del pleno de la convención tienen un horario muy poco norteamericano: desde las cinco de la tarde hasta la medianoche. Los delegados se levantan tarde y suelen emplear la mañana en tomarse fotos junto al Empire State y acudir a los cócteles de bienvenida que les ofrece la ciudad.

Hay también algunas reuniones de intercambio de influencias: esas en las que se pide un puente en Wyoming o una escuela en Reno al equipo del candidato que puede llegar a ser presidente. Se dan también entrevistas semisecretas entre dirigentes liberales y conservadores para tratar de acallar las discrepancias, pero, en general, el resultado de la reunión está decidido de antemano.

Bill Clinton permanece casi todo el tiempo en la habitación de su hotel, preparando el discurso de media hora de aceptación de candidatura que pronunciará mañana en la noche. Albert Gore hace más apariciones públicas para lanzar su imagen.

No todos los delegados presentes en Nueva York son completamente fieles al Partido Demócrata. Se da, por ejemplo, el caso de una delegada de Nuevo México que fue elegida como independiente y que apoya a Ross Perot. O el director de cine Oliver Stone, que fue elegido como delegado de Jerry Brown, y que está en contra de todos los partidos políticos.

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