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Tribuna:CENTENARIO DE UN VISIONARIO
Tribuna
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La magia de un inédito

Ángel S. Harguindey

Hortelano, Whitman, Valderrama... Dicho así podría ser una línea defensiva a la antigua usanza que, inevitablemente, debería ser del Atlético de Madrid para no empañar la colchonera lealtad del primero de ellos. Sin embargo se trata de la conjunción de tres sensibilidades creativas que desembocó en un texto inédito de quien hoy se conmemora el centenario. Tan inédito que ni siquiera lo conoció su autor.1965. Juan García Hortelano elabora un guión para mayor gloria de Juanito Valderrama, El Chino, y desazón de José María Castellet, que había leído la noticia en un ineludible y centralista puente aéreo. El filme, de presupuesto coherente con la mezquindad de la época, comenzó su rodaje amparado bajo el poético título De barro y oro y dirigido por Joaquín Bollo.

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Un lamentable percance estuvo a punto de dar al traste con la historia de toreros, cantaores y todos los ingredientes de una pasión autóctona y racial, escrita desde la ignorancia de mundos tan definidos, y, quizá por ello mismo, de la que siempre se sintió muy satisfecho su guionista. La brigada político-social, a la sazón más empeñada en la defensa de la dictadura que en la de cualquier otro sistema de convivencia, detuvo al director en pleno rodaje, con el consiguiente sobresalto de los equipos técnico y artístico. Con todo, días después se pudo finalizar el filme.

Poco antes del montaje definitivo, Valderrama se acercó al escritor para sugerirle que buscara una frase, si fuera posible de autor famoso, pues se había percatado de que todas las buenas películas incluían en sus títulos de crédito una cita. El estupor de Hortelano fue inmediatamente suplido por su bondad, aunque con la duda de que existiera' una buena frase que incluyera alguna referencia al barro y al oro. Por fin dio con la solución: "Creí encontrar el oro hasta que descubrí que lo que brillaba entre mis manos era el barro" (Walt Whitman). Con ello Valderrama pudo ratificar su fe en la sabiduría literaria del narrador y éste aportó su grano de arena a los inéditos de Whitman.

Lo cierto es que, bien por la frase o por cualquier otra inexplicable razón, la película alcanzó un notable éxito en España -salvo en Madrid, en donde nunca se estrenó- y en Italia, en donde aún resultó más inexplicable su éxito. En cualquier caso, de una colaboración temporal entre Valderrama, Hortelano y Whitman difícilmente podía surgir algo a lo que aplicar la rudimentaria razón. Tamaña confluencia de arte y libertad sólo se comprende desde la magia.

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