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Llegaron las vacas flacas

Los pueblos cántabros ganaderos sufren los efectos de la reconversión lechera

Entra la mujer en el comercio con los rulos puestos y el monedero bien apresado entre sus manos. Con un gesto simpático disculpa a los presentes el aspecto de su cabeza. Se lleva un bote de laca, una bolsa de aceitunas y paga en el momento sobre un mostrador de madera tan desgastado como los escalones de una vieja iglesia. Hace un par de años le hubieran apuntado el importe en una libreta y, al final de mes, pagaría de una tacada todas las compras, como el resto de los vecinos de Corvera de Toranzo, un ayuntamiento cántabro que vive de la producción de leche de vaca.

"Pero yo ya no puedo fiar porque la gente ahora mismo no tiene un duro", comenta María Teresa Díaz, la dueña de la tienda de comestibles, que ahora vende la mitad que hace dos años. "Los tiempos de las vacas gordas marcharon", apunta Benjamín, su padre, ya jubilado. Así que se acabó el fiar en este ayuntamiento, formado, por 10 pueblos y con sede en San Vicente de Toranzo. Allí existen 263 explotaciones de ganado vacuno y hay 4.500 vacas, de las que el 90% son "de raza de actitud lechera".El 60% de las 2.250 habitantes viven de producir el líquido blanco y en su mayoría se trata de personas que pasan de los 40 años. Se trata de "Ia zona más pobre de Cantabria", cuenta José Luis Quevedo, el alcalde, quien añade que "Ia ganadería es una hipoteca". En este ayuntamiento está la única industria que hay en un radio de 200 kilómetros, la fábrica de leche El Buen Pastor que, con 40 años de historia, emplea a 28 trabajadores y recoge nueve millones de litros al año. En la empresa señalan que, por ahora, no tienen pensado importar leche "pero depende de cómo se ponga esto de las cuotas de ganaderos".

Desde hace unos años, los precios de la leche no han parado de bajar. A la vez, en 1991 se alcanzó en Cantabria la producción láctea más alta de la historia. Los ganaderos necesitan ordeñar el doble de vacas que hace unos años para intentar mantener el nivel de vida. Mientras, decenas de miles de cabezas de vacuno se tendrán que dejar de ordeñar en Cantabria para adecuar la producción a las exigencias de la CE. La producción de los 9.751 ganaderos cántabros, aunque sólo representa el 7,9% del total nacional, significa el 52,6% de la producción agraria regional.

Ya no hay 'parroquianos'

Este problema es extensible "al resto de España ya que la producción nacional es 1,5 millones de toneladas de litros de leche superior a la que ha establecido la CE para nuestro país (4,5 millones de toneladas de litros).

Pedro Solbes, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación está negociando en Bruselas una ampliación de las cuotas lácteas para los ganaderos que suavice la reconversión a la que se enfrenta el sector, y que supondrá la eliminación de una producción lechera equivalente a la que darían 450.000 vacas. En España hay 232.000 explotaciones ganaderas que generan unos 300.000 millones al año. La leche representa el 7,3% de toda la producción agrícola nacional.

La crisis del sector afecta a toda la comarca de el Pas. En la carnicería de San Vicente de Toranzo tienen el mismo problema que en la tienda de comestibles de María Teresa, quien añade que "aquí vivimos de las vacas no del turismo". Y peor lo llevan los bares, algunos de los cuales han tenido que cerrar por falta de parroquianos. De los tres que había en Castillo Pedroso, uno de la decena de pueblos que forman Corvera de Toranzo, sólo queda uno y no abre todos los días. Hay que ahorrar.

El medio centenar de vecinos de Castillo Pedroso dependen casi al 100% de la venta de leche en pequeñas explotaciones. Allí reina todo menos el optimismo. Cantabria aunque cuenta con el 7,6% de la cabaña lechera española, es la autonomía con más vacas por kilómetro cuadrado.

Las vacas siguen dando leche pero han dejado de proporcionar dinero a sus dueños como antaño. "No recuerdo un nivel de vida tan malo", comenta el octogenario Joaquín Fernández. Añade que hace tiempo, con 15 o 20 animales se podía vivir, pero que "ahora, con menos de 30, nada de nada". Su hijo lo vió claro, vendió todo el ganado y se marchó a Santander a trabajar de portero. La queja es general: por un kilo de pienso pagan unas 35 pesetas, y por un litro de leche reciben entre 27 y 35 pesetas. A Pilar Sañudo no le salen las cuentas. "No me queda ni para los cupones de la Seguridad Social, y además, llevamos cuatro años de sequía" se queja.

Para solucionar las deudas sólo les queda empeñarse, como lo ha hecho Pilar, o vender poco a poco el ganado. Pero incluso deshacerse de ellas es dificil. "Mi hijo el otro día llevó a vender una vaca que le costó 200.000 pesetas y le ofrecían por ella 70.000 pesetas", comenta Fernando Gutiérrez, que ya cuenta los meses para jubilarse. Su mujer le ayuda también en un trabajo relacionado con la ganadería: recoge la leche de un puñado de vecinos para la fábrica El Buen Pastor. Y se desternilla de risa con sus encías peladas cuando oye decir que eso es un negocio. "¡Pero si me pagan 20 céntimos por cada litro que recojo!".

En Castillo Pedroso se quejan de falta de información sobre el tema de las cuotas de leche para reducir el exceso de producción en España. "No sabíamos nada, nos ha pillado de sopetón", comenta Lorenzo Pelayo, de 26 años y dueño de 24 animales (antes tenía más de 30).

Quejas

Un año menos tiene Federico Gómez, que ayuda a sus padres con el ganado, estudia graduado social y es el alcalde pedáneo de Castillo Pedroso. El se queja de lo mismo: "La gente no sabe qué va a pasar con las cuotas". José Luis Quevedo, el alcalde de Corvera, explica que "no se han dado soluciones".

No opinan lo mismo los expertos que han trabajado por la zona intentando modernizar y hacer más competitivas las explotaciones lecheras. Uno de los retos era asociar a los pequeños ganaderos para que, agrupando la producción, pudieran ofertar a las empresas productos y calidad con costes y precios competitivos. "Pero la fórmula asociativa ha cuajado poco y, en concreto en Castillo Pedroso, no ha tenido ningún seguidor y podía haber sido una solución", señalan. "Si en esta zona hubiera ofertas interesantes para las empresas, serían las primeras interesadas en venir aquí", puntualizan.

El precio de abandonar

Mal día eligió Fernando Gutiérrez para bajar a Santander a solicitar en la oficina del Servicio Nacional de Productos Agrarios (Senpa), dependiente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación una subvención para dejar de producir leche. Fue tal la avalancha de ganaderos que acudieron con la misma idea que los responsables de la oficina tuvieron que "pedir ayuda a la policía para organizar a la gente", recuerdan con asombro.En el Senpa comentan que esta campaña -que comenzó en enero- está teniendo mucho más éxito que las cinco anteriores que se han hecho en Cantabria desde 1986, y a las que se han apuntado 1.200 personas que han dejado de producir 40.000 toneladas de leche. En esta ocasión han solicitado abandonar la producción unas 1.000 personas, y de los 300 expedientes estudiados hasta la fecha se han aprobado unos 200. Este millar de solicitudes ha superado las previsiones más optimismas, comentan con satisfacción.

El Gobierno central va destinar a esta campaña unos 35.000 millones de pesetas para que, en siete años, se dejen de producir 600.000 toneladas de leche en España.

Una campaña que es sólo una pata más del plan de reordenación del sector lácteo que ha puesto en marcha el Ministerio de Agricultura cuyo objetivo es "conseguir una adecuado nivel de renta para los ganaderos y una mayor competitividad para los productores" a través de reducir la producción y modernizar la transformación y la comercialización.

Las 600.000 toneladas de leche que se dejen de producir con este plan de subvenciones irán a formar parte de la Reserva Nacional de cuotas, junto con las cuotas de la Comunidad Europea, que todavía no se han fijado.

Esta reserva se repartirá entre los productores lecheros "prioritarios" que queden y que, se supone, serán más competitivos. Pero todavía no se ha decidio cuál va a ser el criterio de reparto.

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