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LA CONFERENCIA DE MADRID

Shamir abandonó precipitadamente Madrid

El primer ministro israelí, Isaac Shamir, abandonó Madrid ayer nada más finalizar su duro discurso en respuesta al pronunciado la víspera por el ministro de Exteriores sirio, Faruk al Shara, que era violentamente antiisraelí. Shamir se excusó de no quedarse hasta el fin de la Conferencia de Madrid, invocando la necesidad de tomar el avión lo más pronto posible para poder cumplir con el precepto religioso judío que exige un descanso total a partir de la caída del sol del viernes. Nadie consideró seria esa explicación. Primero, porque Shamir no es un hombre religioso, y segundo, porque el sabat se puede celebrar tanto en Jerusalén, como en Madrid, como en cualquier otra parte del mundo.

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¿Que es lo que se esconde detrás de esta salida dramática de la que el secretario de Estado, James Baker, fue avisado con antelación? Shamir tenía que manifestar públicamente su irritación y su cólera frente al endurecimiento sirio, conocido antes de la apertura de la conferencia.La silla vacía de Shamir, durante la nueva diatriba de Shara directamente vinculada a la persona del primer ministro israelí, simbolizaba eI abismo que separa a Tel Aviv de Damasco y la imposibilidad de comunicarse normalmente. Las acusaciones mutuas y la violencia de las exposiciones tenía más de melodrama que de debate político.

¿Están en entredicho, antes de iniciarse el domingo día 3, las negociaciones bilaterales entre israelíes y sirios, israelíes y jordano-palestinos e israelíes y libaneses?. "No", ha dicho Shamir, incluso aunque no se haya llegado todavía al acuerdo sobre dónde continuarán estas conversaciones bilaterales. Israel insiste en que se han de celebrar de forma alternativa en una ciudad árabe y otra israelí, como las negociaciones egipcio-israelíes (1977-1979). El rechazo árabe, señalan fuentes israelíes, simboliza que los árabes, con Siria a la cabeza, no reconocen la legitimidad de la existencia de Israel.

El presidente Hafez el Asad, añaden las fuentes, quiere arrastrar a los otros países árabes y a los palestinos en su estrategia de rechazo a Israel. No es por casualidad que los portavoces sirios hablen siempre de "instaurar la paz" en Oriente Próximo, como resultado de una retirada de las fuerzas israelíes de los territorios ocupados en 1967, pero jamás, de "hacer la paz" con Israel.

Para los israelíes, por lo tanto, el que las negociaciones bilaterales tengan lugar en Oriente Próximo o en Europa no es una cuestión de procedimiento sino de fondo. Shamir, sin embargo, estaría dispuesto a ceder en este punto, a condición de que los sirios hagan también alguna concesión. SÍ Asad participa en las negociaciones multilaterales que deben de empezar de aquí a dos semanas y, sobre todo, si se compromete a firmar la paz con el Estado hebreo al final de las negociaciones, Israel aceptaría un diálogo fuera de la región.

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