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Los líderes kurdos negocian en Bagdad el futuro de los refugiados y la autonomía de su región

Jalal Talabani, líder de la Unión Patriótica de Kurdistán y de la guerrilla kurda, encabeza la delegación kurda que se encuentra en Bagdad, la capital de Irak, por invitación de Sadam Husein para mantener conversaciones sobre el futuro del Kurdistán iraquí y de los refugiados, según informó ayer en Londres Sherwan Bizayee, portavoz del Partido Democrático Kurdo (PDK). Los otros miembros del grupo son Nechirvan Barazani, sobrino del líder del PDK; Sami Abdel Rahmán, del Partido Democrático Popular, y Rasoul Mamand, del Partido Socialista de Kurdistán.

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Los partidos políticos citados integran el grupo opositor Frente del Kurdistán Iraquí. Bizayee indicó que la delegación aceptó la iniciativa de Bagdad para tratar de negociar el fin de la tragedia de los refugiados concentrados en las zonas montañosas del Kurdistán iraquí fronterizas con Turquía e Irán.La delegación pedirá también al régimen de Bagdad el cumplimiento total del acuerdo de 1970 que garantizaba la autonomía al pueblo kurdo; éste ha venido acusando al Gobierno iraquí de incumplir lo prometido en el citado acuerdo, razón, por la cual desarrollaron una actividad guerrillera esporádica en las zonas montañosas del Kurdistán.

Un portavoz del partido de Talabani, Barham Saleh, aseguró que no está confirmado si el líder guerrillero se entrevistará con Sadam, Husein, aunque los partidos de la delegación han convenido en hacerlo si el presidente iraquí está dispuesto a ello. Añadió que el régimen ha ofrecido una ampliación autonómica dentro de la estructura federal de Irak, pluralismo democrático y un Gobierno constitucional en Bagdad. Saleh indicó también: "Las autoridades iraquíes están dispuestas a dar marcha atrás en sus errores sobre el pueblo kurdo".

La visita se ha producido tras una serie de contactos entre ambas partes, después de los cuales las autoridades iraquíes pidieron el envío de una delegación de las organizaciones kurdas al más alto nivel. Bizayee dijo: "Cualquier acuerdo que alcancemos tiene que estar respaldado por garantías de la comunidad internacional, preferiblemente de la ONU".

El emisario de esta organización en Irak, el belga Erik Suy declaró anoche a la televisión de su país que consideraba "probable" la firma de un acuerdo entre la oposición kurda y Sadam Husein, y que eso podría ser un importante paso hacia la autonomía.

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Por otro lado, EE UU considera insuficiente, "porque se queda corto", el inventario de armas no convencionales sometido el viernes por Irak a la ONU para ser destruido de acuerdo con los términos de la Resolución 687 del Consejo de Seguridad, que puso fin oficialmente a la guerra del Golfo, informa Carlos Mendo desde Washington. En carta envíada al secretario general de la organización mundial, Javier Pérez de Cuéllar, el presidente iraquí, Sadam Husein, reveló que, a pesar de los intensos bombardeos llevados a cabo durante más de un mes por la aviación de la coalición internacional, Irak todavía coataba al final de la guerra con un considerable arsenal de armas químicas y proyectiles balísticos con cargas no convencionales.

La carta de Sadam ofreció una detallada lista del inventario químico y balístico en manos del Ejército iraquí en cumplimiento de lo dispuesto en la citada resolución aprobada el pasado 3 de abril. Pero, sin embargo, negó que Irak poseyera armas biogicas o nucleares.

Entre el arsenal que Sadam reconoció tener en su poder se encuentran cientos de toneladas de armas químicas, entre ellas los gases mostaza y paralizadores del sistema nervioso llamados Sarin y Tabun, así como 52 misiles del tipo Scud, y otros 53 cohetes, 30 de ellos equipados con cabezas de carga química.

De acuerdo con el contenido de la carta, Irak cuenta todavía con miles de granadas de artillería y bombas equipadas con cargas químicas, que deberían ser destruidas en el plazo máximo de 60 días después de que su emplazamiento, así como el de las fábricas de producción, haya sido inspeccionado per la ONU.

En su comunicación, el presidente iraquí afirmó que "todas las instalaciones de producción y de apoyo al programa [iraquí] de uso pacífico de la energía atómica fueron destruidas en el curso de la guerra".

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