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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Remedios contra el gran negocio

Con motivo de haber ingresado por tercera vez, hace un mes, a una hija en un centro de rehabilitación para toxicómanos, de los denominados granjas terapéuticas en el medio rural, me dirijo a usted para exponerle las siguientes reflexiones:Ante todo debo decirle que tengo la suerte de poder sufragar los gastos de dicho centro y que éstos son soportables para nuestra economía familiar. De esta manera hemos podido internar a nuestra hija cuando realmente estaba agobiada y en el momento adecuado, con un breve plazo de espera, lo que ha facilitado la oportunidad de ingresarla en ese centro sin el riesgo de que cambiara su quebradiza voluntad de de sintoxic ación, como ocurre con la mayor parte de los toxicómanos si no tienen la facilidad de ser ingresados inmediatamente.

Es muy triste y discriminativo que la mayoría de los drogadictos no puedan acceder a estos centros privados, simplemente porque carecen de recursos económicos, cuando las instituciones públicas manejan miles de millones de pesetas y podrían concertar el internamiento en tales centros con el fin de que ningún toxicómano perdiera la oportunidad de ser ingresado cuando su voluntad de curarse sea inminente.

Los tratamientos ambulatorios, a mi entender y a mi experiencia, como son los de los centros de ayuda a drogadictos (CAD), Cruz Roja y otras instituciones públicas, no han logrado rehabilitar prácticamente a ningún toxicómano, porque éstos tienen enormes dificultades para curarse en el hábitat donde se mueven, con el acoso de los denominados camellos en su propia calle o barrio.

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Los centros tipo granjas, con su terapéutica de alejamiento de los drogadictos de su entorno familiar, pueden atender con mucha más eficacia la rehabilitación de estos enfermos, aunque sea mediante largas temporadas de internamiento, ya que así evitan gran parte de la delincuencia en las calles y las defunciones por sobredosis, aunque algunos digan que no debe impedirse la libertad de pincharse.

.Los drogadictos están considerados como enfermos, y como tales se les debe tratar. Ellos, en la mayoría de los casos, no eligieron el camino de la droga a sabiendas de sus terribles consecuencias y participan en engordar el negocio más sustancioso del siglo XX.- Regina Jiménez.

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