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Un espectáculo irrepetible

800 millones de personas vieron a Pavarotti, Carreras y Domingo cantar juntos en Roma

Juan Arias

Los tres grandes tenores de la lírica mundial, el italiano Luciano Pavarotti y los españoles Plácido Domingo y José Carreras, que por vez primera en sus vidas, con motivo del Mundial de fútbol jugado en este país, han actuado juntos, no defraudaron anoche a los 6.000 afortunados espectadores que abarrotaron las imponentes ruinas de las Termas de la Roma imperial, escuchándoles en un silencio casi sagrado. Los tres grandes tenores de nuestro tiempo ofrecieron un espectáculo que difícilmente se podrá repetir, y que fue transmitido en directo por televisión a 54 países.

Fue un triunfo de maestría y de magia que difícilmente podrá volver a contemplarse y que, como afirmó Gian Paolo Cresci, quien ideó el magnífico espectáculo, ha servido para lanzar la imagen musical de Italia y de España "bajo todos los cielos del mundo".El fastuoso espectáculo, fue retransmitido en directo, por medio de la RAI, a 54 países, lo que ha supuesto una audiencia de ochocientos millones de personas. [En España se pudo ver por TVE-2, con los comentarios de Olga Barrios y el escritor Terenci Moix.]

Parecía que los dioses se habían dado cita para que todo resultara bordado en Roma, ya que no solo no llovió, como amenazaban las previsiones sino que hasta una luna llena grande como un pan caliente estuvo presente como espectadora de excepción, creando fantásticas sombras artificiales a los pinos y cipreses de las ruinas romanas. Hasta los aviones cambiaron de ruta anoche sobre los cielos de la ciudad eterna para no romper con sus ruidos el embrujo de las Termas de Caracalla.

Concierto de Plácido Domingo, Pavarotti y José Carreras en las Termas de Caracalla de Roma.
Concierto de Plácido Domingo, Pavarotti y José Carreras en las Termas de Caracalla de Roma.

Las seis mil entradas para escuchar a los tres magos de la lírica mundial -que interpretaron desde Lamento de Federico, la pieza con la que abrió el concierto José Carreras, a la napolitanísima O sole mio, con la que remató Pavarotti, pasando por No puede ser de Plácido Domingo-, habían sido vendidas ya en marzo en diez días y las peticiones superaron las doscientas mil. Las localidades más baratas de los asientos más lejanos, puestas a la venta en tres mil pesetas,' acabaron vendiéndose al mercado negro a cien mil.

Y sin embargo algunas sillas de las reservadas para las altas autoridades, se quedaron vacías en primera fila. Por ejemplo, las destinadas para algún representante español, ya que nadie hubiese imaginado que a la noche mágica de Caracalla, en la que la lírica española fue protagonista -con la canción Granada interpretada por Carreras, que recogió los mayores aplausos de la noche- no hubiese llegado ni un sólo representante oficial. Sólo asistió el embajador en Roma, Emilio Menéndez del Valle.

Presiones

El alcalde de Roma, el socialista Franco Carraro, dijo a este corresponsal que ni siquiera para la final del Mundial de hoy, cuando se creía que la iba a disputar Italia, había recibido tantas presiones para obtener entradas como para el concierto de anoche. El producto de la venta de localidades ha ascendido a unos cien millones de pesetas, que serán donados, al igual que los honorarios de los tres tenores, a distintas obras de beneficencia.

Cuantos asistieron al espectáculo romano salieron con la sensación de haber sido protagonistas de algo que difícilmeinte podrá ya repetirse, como han dado a entender los mismos protagonistas Pavarotti, Carreras y Plácido Domingo que, según los críticos, se superaron a sí mismos. Pavarotti con su innata simpatía y su inseparable amuleto, el pañuelo blanco; Carreras con la intensidad del drama de su existencia felizmente resuelto, que quiso interpretar las piezas de más dificil ejecución; y Plácido Domingo, cuyo entusiasmo le desbordaba de tal modo que se descubrió sonriéndose a sí mismo, gesticulando con ambas manos como en la ópera. Los tres entusiasmaron y hasta emocionaron al público, que se puso en pie cuando se presentaron abrazados como en una liturgia de amistad y de solidaridad en aquel gran templo de la Roma imperial.

La casa discográfica Decca International, que desembarcó en Roma con 150 técnicos y diez equipos de cine, se ha asegurado todos los derechos de reproducción audiovisual, y en septiembre estarán a la venta dos vídeos que reproducirán la noche romana. También se preparan las grabaciones musicales del concierto.

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