Gil pidió explicaciones a Clemente por la derrota del Atlético en Pamplona
Javier Clemente, técnico del Atlético de Madrid, llegó ayer a Barcelona para grabar el programa de TVE Juego de Niños. El técnico mantuvo una conversación telefónica con su presidente Jesús Gil para analizar los pormenores del encuentro frente al Osasuna, cuyo resultado Final supuso una nueva decepción para ambos. Clemente no desveló el contenido de la conversación, pero EL PAÍS ha podido saber que Gil le preguntó las razones por las que había alineado a tantos jugadores de corte defensivo.Fuentes próximas al entrenador rojiblanco explicaron que "Javier se encuentra muy decepcionado por el rendimiento de algunos jugadores y por el hecho de haber desperdiciado una oportunidad excelente". Las mismas fuentes añadieron que Clemente y Gil no hablaron en ningún momento de la posibilidad de rescindir el contrato.
La situación del técnico, por tanto, sigue siendo la misma que en los últimos días. Es decir, Gil desconfia del técnico y le presiona con un simulacro de referéndum, enviando una carta a toda la masa social para que opine sobre la labor del entrenador, mientras que Clemente se siente cada vez más decepcionado por el ambiente que le rodea.
Las posibilidades de que Clemente continúe al frente del Atlético de Madrid la próxima temporada cada vez son menores y en el técnico vasco cobra más cuerpo la posibilidad de tomarse una temporada de descanso, tal como explicó, el pasado día 17 a este diario, a no ser que llegue una oferta suculenta del Barcelona o del Athlétic de Bilbao.
Precisamente, la presencia de Clemente ayer en Barcelona despertó todo tipo de especulaciones y máxime por el hecho de que el técnico vasco se hospedara en uno de los hoteles de la cadena HUSA, que regenta el vicepresidente del Barcelona, Joan Gaspart. No se descarta que Clemente mantenga alguna conversación con personas del entorno del presidente azulgrana, Josep Lluís Núñez, o que incluso hable personalmente con él.
Mientras, Jesús Gil ha manifestado su intención de comunicarse por escrito con los medios de comunicación "para que así se respeten al máximo mis declaraciones". EL PAÍS envió ayer un cuestionario a Gil, pero no recibió respuesta.
