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El dinero impone su ley en la campaña para las elecciones japonesas

El dinero es lo que cuenta en la campaña para las elecciones legislativas que se celebran en Japón el próximo día 18. El gobernante partido liberal (PLD), que es el que tiene más, es por lógica el que debe salir mejor parado de los comicios. Las cifras son astronómicas -cuatro o cinco veces más que en cualquier país occidental- y contradicen el compromiso de los políticos de limpiar las muchas impurezas del sistema poniendo mayores límites a las donaciones que reciben los partidos.La regla de oro de la campaña ha sido resumida por un diario nacional en estos términos: "Si gastas 400 millones de yenes, pierdes; si gastas 500, ganas". Los liberales no se lo han pensado dos veces. El partido en el poder, que sufrió una derrota histórica el pasado julio en las elecciones parciales para la Cámara Alta, comenzó a engrasar su maquinaria electoral desde el final del verano. Su nuevo secretario general, Ichiro Ozawa, un hombre joven al que muchos auguran que llegará no muy tarde a la jefatura del Gobierno, ha dibujado un panorama muy dramático a los grandes empresarios -el principal y natural soporte financiero del PLD-, advirtiéndoles que una victoria de la oposición socialista provocaría un grave caos en la economía del país.

La respuesta no se ha hecho esperar. El casi octogenario presidente de la poderosa Federación de Asociaciones Empresariales (Keidanren), Eishiro Saito tiñó el pasado mes de enero el futuro con palabras apocalíptica si la líder socialista, Takako Doi llega algún día al Gobierno, al tiempo que renovó el juramento inquebrantable del mundo empresarial a los liberales.

Ozawa ha sido rebautizado como el pequeño Tanaka por tener la misma avidez por el dinero que el famoso ex primer ministro envuelto en el escándalo de la Lockheed. El secretario general no se ha contentado con el apoyo global de la Keidanren y ha presionado personalmente a muchos presidentes de grupos industriales que se han beneficiado del polémico impuesto al consumo que rige desde el pasado abril. Entre éstos se hallan los sectores del automóvil y de la electrónica, que, al parecer, han aceptado pagar su factura de apoyo al PLD.

Según señalan los principales medios informativos japoneses, el secretario general liberal habría conseguido para las arcas del partido cerca de 30.000 millones de yenes (unos 22.000 millones de pesetas) de fondos para la campaña electoral donados por la Keidanren, diversos sectores industriales, bancos y compañías de seguros. Esta cifra es el doble de lo que el PLD gastó en las elecciones del pasado julio.

La líder socialista Doi acusó la semana pasada al partido en el poder, en un debate por televisión delante del primer ministro, Toshiki Kaifu, de haber corrompido la política japonesa exaltando el dinero. Kaifu desmintió que el PLD hubiera coaccionado a diversos grupos industriales para obtener fondos, y dijo que los socialistas obtienen en proporción a su fuerza en el Parlamento más dinero. El partido de Doi, que tiene en los sindicatos la principal fuente de ingresos, se estima que ha invertido más de 2.000 millones de yenes.

Pero la suma que han puesto los liberales en juego supera esos 30.000 millones de los que ha hablado la Prensa local. Tal cifra no incluye las enormes cantidades que directamente reciben las facciones internas. Algunos medios informativos señalan que el PLD se va a gastar más de 200.000 millones de yenes para afrontar con garantías estos comicios.

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