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El miedo de Barcelona

El calendario de las obras no deportivas de 1992 inquieta a los organizadores de los JJ OO

¿Estará todo listo en julio de 1992? El fiasco de la inauguración del estadio Olímpico de Montjuïc y la posterior decisión de la Administración central de controlar más de cerca la marcha de Barcelona 92; el acuerdo alcanzado recientemente entre el Gobierno y la Generalitat para financiar la construcción del último tramo del II Cinturón de Ronda de Barcelona; las últimas entrevistas de Pasqual Maragall y Juan Antonio Samaranch con Felipe González, y la creación de una comisión Gobierno-Generalitat-Ayuntamiento-COOB para coordinar al más alto nivel la ejecución de las obras olímpicas, convulsionaron durante septiembre y octubre la marcha del proyecto olímpico de 1992. Y entre tantas carreras de un despacho a otro en busca de financiación para este o aquel proyecto, entre pactos y polémicas, persiste una incógnita inquietante: ¿estará cada piedra en su sitio cuando empiecen los JJ OO de 1992? Es el miedo de Barcelona.

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La gran cicatriz

No parece que las distintas obras proyectadas puedan medirse por el mismo rasero. Es necesario distinguir entre los proyectos relacionados directamente con los JJ OO (áreas e instalaciones deportivas, villa olímpica, subsedes... ) y los que tienen unos vínculos indirectos con el evento olímpico (red viaria, prolongación del metro, nuevos hoteles ... ). El primer grupo, con más o menos problemas, no debería en principio llegar con retraso a la cita de 1992. El segundo, por el contrario, encierra mayores incógnitas, en unos casos por la falta de financiación y en otros, una vez resuelta la cuestión económica, por el poco tiempo que queda para ejecutar obras de gran envergadura.Así, el pacto Gobierno-Generalitat para financiar el tramo Diagonal-El Prat o pata sur del II Cinturón de Ronda, que debe cerrar el anillo de circunvalación de Barcelona y conectar el aeropuerto con el centro de la ciudad, ha llegado cuando ya muchos técnicos consideran que es imposible tener lista esa obra para los Juegos. Los trámites de expropiación de terrenos y la saturación del sector de la construcción, unidos a la obvia premura de tiempo, son los argumentos que esgrimen los escépticos. Todo indica, sin embargo, que antes de los JJ OO la mitad de la pata sur, precisamente la que serviría para cerrar el anillo de circunvalación, quedará acabada.

La pata sur ha compartido durante muchos meses la categoría de paradigma de las dificultades de Barcelona 92 con otro proyecto no menos famoso: la prolongación del metro hasta Montjuïc. Si la viabilidad del primero antes de los Juegos es puesta en duda por los técnicos, la posibilidad de que el metro llegue a Montjuïc en 1992 todavía parece más difícil, a la espera todavía de un resultado definitivo de las negociaciones que sostienen Gobierno, Generalitat y Ayuntamiento para fijar sus aportaciones a la financiación del déficit y las nuevas infraestructuras de los transportes públicos de Barcelona.

A pesar de que los proyectos directamente relacionados con los JJ OO son los que, según la distinción anterior, habrían de presentar menores problemas, el estadio Olímpico de Montjuïc fue inaugurado el pasado 8 de septiembre sin estar terminado, aunque casi tres meses antes el Ayuntamiento de Barcelona y el comité organizador de los Juegos (COOB) habían anunciado a bombo y platillo el fin de la obra. Y no ha sido ése el único retraso en la montaña de Montjuïc: las obras del nuevo palacio de deportes arrastran una demora de unos cuatro meses, aunque en ambos casos podría alegarse que el retraso no afecta a los JJ OO en sí mismos. Respecto al palacio de deportes, dificultades en el alzamiento de la gran cúpula articulada que cubre la instalación demorarán el fin de la obra hasta finales de este año o primeros del próximo.

El futuro edificio del INEF, también en Montjuïc, se halla en construcción y terminará, según las previsiones, a finales de 1990, igual que la segunda y última fase de urbanización del Anillo Olímpico -la primera terminó el pasado verano- y el resto de las operaciones allí programadas. El año 1991 se reserva para eventuales rectificaciones en las instalaciones y su entorno.

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La mejor gestión

Para el Ayuntamiento, sin embargo, la mejor gestión es la que se está llevando a cabo en la Villa Olímpica de Poblenou, donde los plazos de ejecución y las previsiones de rentabilidad económica de la operación están cumpliendo las previsiones más optimistas. Un hecho que incluso la oposición municipal reconoce. En Poblenou, las vías del tren que impedían el encuentro de una gran parte de Barcelona con el mar desaparecieron en mayo pasado, dos meses antes de lo previsto, después de haber terminado todas las obras ferroviarias. También está terminado ya el tramo del Cinturón del Litoral y la red de saneamiento correspondientes a la Villa Olímpica, así como las obras de regeneración y protección de las playas liberadas en aquel sector y la infraestructura básica del puerto olímpico, cuya finalización completa se prevé para 1990. Durante ese mismo año deberá prolongarse el paseo Marítimo hasta casi el límite del término municipal de Barcelona.

La primera piedra de los edificios que albergarán a los atletas en 1992 se colocó el pasado 17 de octubre, tercer aniversario de la designación olímpica de Barcelona. Esas viviendas deben estar acabadas el 31 de diciembre de 1991. De las dos grandes torres proyectadas en la Villa Olímpica, una de ellas, promocionada por la compañía de seguros Mapfre, ya está en construcción y podría finalizar el primer trimestre de 1990, más o menos al mismo tiempo que comenzarán las obras de la segunda.

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