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Laia interpondrá querella criminal por estafa contra tres ex directivos de la empresa

El gerente ha desaparecido y el presidente tiene problemas en otros negocios editoriales

Miquel Xancó, Maria Josepa Font y Joan García Grau, accionistas y miembros del Consejo de Administración de editorial Laia, se reunieron ayer, en ausencia del presidente y principal accionista de la empresa, Leonardo Milla, y resolvieron interponer querella criminal contra tres de sus ex colaboradores por "estafa, falsificación de documento mercantil y suplantación de cargos". Joan García Gran, que es asimismo ahogado de la editorial, informó "de la situación caótica" que atraviesa la empresa y de las dificultades que encuentran "para obtener información fehaciente".

El Consejo de Administración de Laia ha resuelto también convocar en breve plazo un concurso de acreedores a cuya cita esperan que asista Leonardo Milla, presidente del consejo y principal propietario de Laia que se encuentra en Caracas en estos momentos. Aunque la situación es "caótica" y no disponen de "información fehaciente", en expresión de Joan García Grau, se calcula que el agujero en la economía de la empresa es superior a 200 millones de pesetas. Al concurso de acreedores se convocará a autores, traductores, banqueros e industriales afectados por la insolvencia financiera de Laia.De momento, Laia sólo piensa interponer querella criminal contra tres de sus ex directivos: "Puede ser que más adelante se interpongan otras", dijeron fuentes de la editorial. Una de ellas, la que afecta a su gerente, Hugo García Robles, supondrá la inmediata colaboración de la Interpol en la busca y captura de quien se halla en paradero desconocido desde el pasado 26 de octubre. Las otras dos querellas implican a dos personas cuyos nombres García Grau ha declinado revelar. No obstante, ha reconocido que se trata de "dos cargos importantes de la dirección de Laia que ya no están aquí".

"Tenemos indicios de estafa y pruebas que demuestran falsificación de documento mercantil y suplantación de cargos. Todo realizado a espaldas del Consejo de Administración", explicó García Grau. "Además", añadió, "hemos comprobado que las irregularidades en la gestión de Laia se vienen produciendo desde la muerte de Benito Milla, acaecida en septiembre de 1987".

Apoderado y asesor

Consultado por este diario, el ex apoderado de Laia, Félix Palomar, aseguró: "Yo me he enterado de todo por la Prensa. Cuando estaba allí no me di cuenta de nada y, en todo caso, sabía lo que sabía todo el mundo: que Laia sufría sus altos y bajos, y que no gozaba de una economía especialmente boyante". Palomar dejó su puesto de apoderado en Laia el 30 de septiembre pasado, aunque anunció su intención de irse antes del verano. "Me fui simplemente porque tuve una oferta mucho mejor, no tanto por el sueldo, sino porque me permite una proyección profesional mayor".

El actual gabinete director de Laia ha pedido la colaboración de Palomar en diversas ocasiones en estos últimos días, especialmente desde mediados de octubre, fecha en que se descubrió y se hizo evidente la crítica situación. Palomar, en su calidad de apoderado, tuvo a su alcance poder de gestión en diversas actividades de Laia. Requerido por la editorial, el ex apoderado no se ha puesto en contacto con ellos.

Tampoco se ha puesto en contacto con Laia su asesor fiscal Enric Teixidor. Consultado por este diario, Teixidor declinó comentar la actual situación de la editorial y aconsejó recabar información entre los actuales miembros del Consejo de Administración, con quienes, según aseguró, mantiene estrecho contacto. García Grau desmintió rotundamente la declaración de Teixidor: "Acudió a la primera reunión, luego no ha vuelto más", dijo.

En lo que respecta a la ausencia de Leonardo Milla, García Grau recordó: "Sabíamos de antemano que era improbable su asistencia. Pero el consejo no puede decidir en su ausencia la declaración de quiebra de la empresa. Sin él tampoco el concurso de acreedores podría solucionar gran cosa. En esta próxima reunión deberemos decidir, definitivamente, si se liquida la empresa o si queda alguna posibilidad de sobrevivir y cargar con la deuda", explicó el abogado de la editorial.

Aunque con reservas, el abogado de Laia juzgó desorientadora la ausencia del presidente del Consejo de Administración: "Nosotros todavía establecemos diferencias entre un fugitivo [por Hugo García Robles] y un ausente [por Leonardo Milla]". Y aseguró que a Milla "los negocios le funcionan también muy mal en Venezuela y ha dimitido de su cargo de presidente de la Cámara del Libro Venezolana".

Los indicios de una estafa

A mediados de octubre el nuevo equipo administrador de Laia se dio cuenta del alcance de la crisis y observó los "primeros indicios de estafa", según uno de sus miembros. El 25 del mismo mes fue el último día que los 12 trabajadores de Laia vieron personalmente a Hugo García Robles. A los dos días, la esposa del gerente acudía al despacho para reclamar el sueldo de su marido, de quien dijo: "Se ha fugado sin dejarme ni un solo céntimo". Fue el estupor y la "confirmación de los indicios". Casi al mismo tiempo, en Laia se enteraban del ingreso en una clínica barcelonesa de su ex apoderado, Félix Palomar, afectado de un cólico nefrítico. En su habitación hospitalaria habían coincidido el día 24 Hugo García, Enric Teixidor y el director de una sucursal de Banca Catalana en la que posteriormente se ha descubierto un buen número de letras de cambio falsificadas.Palomar manifestó a EL PAÍS su asombro por la filtración de esta noticia, a la que restó importancia: "Fue un encuentro fortuito entre amigos; yo estaba en cama y sin ánimos para discutir estas cuestiones". El ex apoderado aseguró "no haber notado nada especial en la actitud de Hugo García", quien desapareció entre la tarde del 25 y la mañana del 26. En el Consejo de Administración y entre los trabajadores de Laia se cree que se encuentra en Colonia (RFA) o "acaso encerrado en un céntrico piso en Barcelona".

Hugo García Robles llegó a Laia en la primavera de 1987, de la mano de Benito Milla, un anarquista valenciano que se exilió en 1939 y que ha fundado prestigiosas empresas editoriales, como son Ediciones Alfa, en Montevideo, y Monte Avila, en Caracas. Era propietario también de una empresa de distribución de libros españoles (Dilae, SA), cuya gerencia ostenta un primo de García Robles.

Poco después de la llegada de García Robles a Barcelona, Benito Milla murió. Le sucedió en la presidencia su hijo Leonardo, quien, a su vez, nombró a García Robles gerente de Laia.

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