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El general Noriega estuvo detenido varias horas por los golpistas panameños

El hombre fuerre de Panamá, el general Manuel Antonio Noriega, estuvo retenido durante cuatro horas por los militares que se sublevaron el pasado martes, en un frustrado golpe de Estado que acabó seis horas después. Noriega dijo ayer que conversó con los rebeldes que habían tomado el cuartel general del Ejército y les dijo que tendrían que matarle, porque no pensaba entregarse voluntariamente. Posteriormente, el general, ayudado por sus guardaespaldas, consiguió huir del cuartel refugiado en una tanqueta que fue tiroteada por los golpistas.

El general Noriega, al dar cuenta de sus horas de cautiverio, acusó a Estados Unidos de estar involucrado en la intentona y de tratar de instalar en la presidencia al candidato opositor en las elecciones de mayo, Guillermo Endara, que ayer mismo reanudó la huelga de hambre que había suspendido el pasado martes e insistió en que continuará pese a las provocaciones de grupos paramititares que asediaron su vivienda durante toda la jornada de ayer."Pero se jodieron", añadió Noriega, que anunció severas leyes de guerra contra "los traidores y los sediciosos". Noriega, en su primera intervención pública desde el pasado martes, hizo varias referencias al carácter religioso de su mandato, y dijo que fue "la sangre de Cristo" la que le salvó de la muerte.

Según reveló ayer la televisión oficial panameña, el golpe de Estado contra el general Manuel Antonio Noriega contaba con las más altas complicidades, incluida la del jefe del servicio secreto y había conseguido respaldo en distintas unidades y rangos de las Fuerzas de Defensa. Un total de 10 muertos, 26 heridos, 37 detenidos y cinco prófugos es el ba lance final ofrecido por las auto ridades. Entre los detenidos se encuentra el coronel Guillermo Worig, jefe del G-2, servicio de espionaje militar.Por otro lado, en Washington, el secretario del Pentágono, Richard Cheney, dijo en la cadena, de televisión ABC que los golpistas panameños se negaron a entregar a EE UU al general Noriega, como presumiblemente habrían sugerido los altos mandos militares norteamericanos del Comando Sur, estacionado en el Canal de Panamá. Ante la negativa a entregar al entonces rehén Noriega, EE UU desconfió de los jóvenes turcos sublevados.

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