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Los sublevados no quisieron entregar al general a EE UU

La indecisión mostrada por Washington en el intento de golpe de estado protagonizado en Panamá el martes por un grupo de jóvenes turcos de las fuerzas de defensa panameñas se debió a dos causas: la negativa de los rebeldes a entregar al general Manuel Antonio Noriega a las autoridades norteamericanas y al temor de que el intento de golpe fuera un anzuelo para provocar una intervención militar de EE UU en Panamá.El secretario de Defensa, Richard Cheney, reveló ayer en declaraciones a la cadena de televisón ABC que en las conversaciones mantenidas por el general Marc Cisneros, uno de los altos mandos del Comando Sur de EE UU en Panamá y el líder del golpe, comandante Moisés Giroldi, éste dejó bien claro desde el principio que no tenían el menor interés en entregar a Noriega, que en aquellos momentos estaba en sus manos.

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"[Los sublevados] dejaron bien claro que no querían la expulsión de Noriega de Panamá, que no deseaban su extradición a Estados Unidos, que no estaban dispuestos a entregarlo [a las autoridades norteamericanas] y que lo que pretendían era que se retirase tranquilamente en el país," dijo Cheney.

La posición de los sublevados levantó sospechas en Washington, que hasta el último momento dudó de la autenticidad del intento de golpe. "Prirnero se nos dijo que la sublevación se iba a producir el lunes por la mañana y nada ocurrió; despues, que se había retrasado al lunes por la tarde, y lo mismo," manifestó Cheney.

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