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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Más sobre Argentina

Esta cuarta carta que escribo (aún no se ha publicado ninguna) no está dirigida a usted, sino a una colaboradora de su publicación.Maruja Torres: ¡qué desilusión! Siempre te he leído con gusto y admiración. ¿Cómo pudiste escribir algo como Argentina, que cinco años no es nada?

Soy español y viví en Argentina entre 1948 y 1981, donde mi familia y yo fuimos recibidos con los brazos abiertos, mientras que la mitad de mis compatriotas nos impidieron vivir aquí en paz y con dignidad. Conozco, pues, un poco mejor que tú esa Argentina de la que hablas sin tener idea (esto es malo) o con mala fe (esto es peor).

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Tú tienes un montón de páginas de EL PAÍS para esribir sobre tu deformada visión de la realidad. Yo no. De modo que comento tu artículo telegráficamente, repitiendo tus propias frases, aunque con la mira puesta en otro blanco.

Uno pasea por la ciudad (Madrid) y se pregunta cómo vivirá en sus entrañas la crisis de trabajo (20%. de la población activa española en paro) el caballero que mandó construir 17 cuartos de baño en su casa. Uno pasea por Cuatro Caminos y se pregunta si quien mandó bautizar una calle con el nombre de Pablo Iglesias cree verdaderamente que está haciendo socialismo.

"Nadie cambia tan deprisa de opinión como un argentino". OTAN no, OTAN sí. Aborto sí, aborto no. Bases no, bases sí. Sindicatos sí, sindicatos no. ¿Son argentinos nuestros gobernantes y nuestro pueblo, que sigue votan do a los mismos?

... Y esos desharrapados -¿gitanos, portugueses, extremeños?-, esos que se amontonan en Atocha y Chamartín, para ir a Pitis, por ejemplo...

... El primer acto de verdadera democracia tardó en España 40 años en consumarse...

Sí, los años en que los españoles enriquecidos con el desarrollismo de López Rodó se compraban el Seat 600 y la casa en la sierra, chillando en las caravanas de los domingueros regresos...

Éste (España) es un país que para soportar el desfase que existe entre la realidad y el deseo, entre el creerse europeos y que al .llamar por teléfono, al subir al tren, al acudir a un hospital, no te funcione el aparato, el vagón o el escáner, ha tenido que recurrir al tapeo.

(Franco) venía de la guerra y convirtió su vida en una masacre, incluida la grande finale con firma de fusilamientos y entierro en la faraónica Cruz de los Caídos.

Pegar a la propia esposa es un deporte casi desconocido en España. No sé para qué sirven todas las asociaciones contra los malos tratos a la mujer en un país donde sólo se maltrata a los toros (¿o es que aquí sólo se maltrata a la esposa no propia?).

ídolos españoles: la Virgen de la Esperanza, la del Pilar (hasta los Talgo llevan nombres de vírgenes), san Isidro, san Jordi, Inmaculada, etcétera, ante los que toman, la primera comunión los hijos de nuestros gobernantes socialistas. (Por cierto, es Ceferino Namuncurá y no Nacumaira.)

Esta España en alpargata que votó a Felipe González ya no espera el milagro.

Y está la España de los poderosos (ni el PSOE se atrevió a plantear la reforma agraria), la del crecimiento financiero que hace y sobre todo deshace, la de los pobres de San Blas que no pueden ocupar viejos (ni nuevos) palacios porque están muy bien protegidos.

Perdona, Maruja, por el plagio. ¿A que te parece una visión de España llena de mala fe? A mí también.-

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