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Se ha iniciado la guerra afgano-paquistaní, según Moscú

El viceministro de Exteriores soviético y embajador en Kabul, Yuli Vorontsov, afirmó ayer que la batalla de Jalabalad supone una nueva dimensión del conflicto afgano, "el inicio de una guerra entre Pakistán y Afganistán". Vorontsov acusó a Washington e Islamabad de no querer poner fin al baño de sangre, y pidió la intervención del secretario general de la ONU para sentar a una mesa de negociación a todas las partes del conflicto.

"No nos gusta esto", dijo Vorontsov al indicar que existen pruebas de la intervención directa de Pakistán en la batalla iniciada, hace 11 días, en la capital de la provincia de Nangahar. Añadió que, por el paso de Khyber, que une Esata con la provincia fronteriza del Noroeste (en Pakistán), no sólo están pasando grandes cantidades de armas y municiones, sino también oficiales del ejército paquistaní"."Lo ocurrido en Jalalabad muestra el espanto que puede suceder si la guerra continúa", destacó Vorontsov. Sin embargo, mostró en todo momento su convicción de que antes o después se llegará a una solución política.

Según el teniente general Abdul Haq Ulumi, son ya más de 4.500 los rebeldes muertos en la ofensiva. El Gobierno afgano ha reconocido también la muerte de varios centenares de civiles, decenas de oficiales y soldados y miles de heridos.

En una reunión con los periodistas extranjeros, el alto militar, secretario del Consejo de Defensa afgano, señaló anoche que "ha disminuido" la intensidad de los combates en Jalalabad. Sin embargo, no descartó que los muyahidin estén dispuestos a una nueva ofensiva. "Nosotros nos preparamos también, no sólo en Jalalabad, sino en todo el país", añadió Ulmi, que dijo no saber cuantos muertos causaron los seis misiles caídos ayer en Kabul contra una zona residencial.

"¿Para qué tantas muertes?", se preguntaba Vorontsov en la conferencia de prensa, celebrada en su embajada. La sede diplomática, en el sur de Kabul, es un auténtico búnker, rodeado por una fosa y guardado por decenas de soldados afganos.

Según Vorontsov, la decisión de la nueva Administración norteamericana de continuar entregando armas a los muyahidin, significa que Washington está a favor de una guerra que puede convertirse en un "peligroso conflicto regional". Añadió que la URSS sigue suministrando apoyo militar a Kabul, incluidos misiles Seud. "Suspenderemos los envíos en cuanto EE UU esté dispuesto a hacer lo mismo", destacó Vorontsov.

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Las palabras más duras las tuvo contra Pakistán, país al que acusó de fomentar la guerra "por motivos particulares". "Las autoridades paquistaníes saben lo que puede suceder", dijo Vorontsov cuando un periodista le pidió que explicara cuál sería la reacción soviética de extenderse el conflicto.

Vorontsov aseguró que hay contactos entre el Gobierno de Najibulá y la resistencia, pero que se llevan en secreto por decisión de esta última.

En base a la dificultad de sentar a una mesa a los 16 fuerzas involucradas en la lucha afgana -siete suníes refugiados en Pakistán, ocho shiíes en Irán y el gobernante Partido Democrático del Pueblo Afgano- Vorontsov apeló al secretario general de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuellar, quien en su opinión, debe organizar una conferencia entre los afganos en la que podrían actuar como observadores representantes de Pakistán, Irán, Estados Unidos y la Unión Soviética.

[Según France Presse, un fotógrafo serio que trabaja para la agencia de la resistencia afgana, Abu Esan, de 33 años, resultó muerto cerca de Jalalabad cuando recogía imágenes de los combates cuerpo a cuerpo en los arrabales de la ciudad].

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