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Un deudor Victoriosio

El ocaso político de Demetrio Madrid tuvo dos causas: las deudas de su empresa textil y su inesperada victoria en las autonómicas de 1983. El triunfo le colocó en el punto de mira de propios y extraños. Los problemas económicos propiciaron una operación de acoso y derribo en la que nadie jugó limpio. Filtraciones, rumores y movimientos subterráneos estuvieron a la orden del día.Corredor de fondo y peleón por naturaleza, Demetrio Madrid no aceptó soluciones pactadas que dieran parte de razón a sus rivales, y, según éstos, no dijo nunca toda la verdad.

Fue a la confrontación directa, incluso dentro de su partido, y ganó la primera batalla: el congreso extraordinario celebrado en Burgos en 1984. Dos años y medio después dimitió tras ser procesado.

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El ex presidente de la Junta nunca ha reconocido su culpabilidad. Tuvo en su mano salidas más o menos airosas, pero decidió jugarse todo a una carta. Él y quienes le aconsejaron nunca creyeron en el procesamiento. Aún hoy no falta quien asegure que esto en otra comunidad no hubiera sucedido. Y establecen comparaciones "que están en la mente de todos".

Desde su procesamiento en octubre de 1986 Demetrio Madrid se ha considerado mártir de una situación compleja en una región inmisericorde con los suyos.

Dimitió horas después de ser procesado, pero su partido le presentó como cabeza de lista por Zamora, su provincia natal, ocho meses después. No ha intervenido ni una sola vez en los plenos de cortes, pero nadie le ha perdido totalmente el respeto político.

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Si los jueces le declaran inocente no se conformará con el triunfo moral. Considerará que su capital político se ha revalorizado y volverá a estar en la brecha.

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