Concursos de poesía
El pasado mes de septiembre presenté los cinco ejemplares que exigían para concursar en el Premio Quevedo de Poesía, patrocinado por el Ayuntamiento de Madrid. Una vez fallado el concurso, y al no haber sido premiada, me personé en la calle Mayor, número 83, a recoger los ejemplares presentados.¡Cuál no sería mi sorpresa al observar que: a uno de los ejemplares le faltaba la encuademación con que lo presenté! Con curiosidad y algo preocupada, miré en el interior y mi indignación creció al comprobar que faltaban varios poemas originales y el encabezanúento de la primera parte. Mirando más atentamente descubrí que estas copias presentaban signos inequívocos de haber sido fotocopiadas de uno de los ejemplares que presenté.
En consecuencia: uno de los ejemplares que me devolvían no era el que yo había presentado. Y me pregunto: ¿dónde está mi copia original?
Ante un hecho como éste una se pregunta también si alguna de las numerosas manos por las que suelen pasar los originales no se aprovechará de nuestra ilusión para nutrir su falta de inspiración.
Presenté mis quejas ante el personal encargado de la devolución. Ante mi resolución de agotar todas las vías para aclarar este asunto, varios días después recibí una llamada del Ayuntamiento para decirme que el ejemplar había aparecido, que me pasara a recogerlo, pero llevando las fotocopias desencadenantes del conflicto para romperlas en mi presencia, y acabar, de este modo, con la única prueba de toda esta chapuza.
Y me pregunto en nombre de todos los jóvenes creadores: ¿qué podemos haber ante casos tan indignantes como éste?-Charo Rojo Martín.