Una batalla clara frente a una acción ambigua del Estado
"Mientras la batalla que lleva adelante la Mafia es clara, dura, con determinación, sin distingos, la acción del Estado contra ella es por el contrario, ambigua, diplomática, llena de compromisos y distinciones", ha declarado a este diario Alfredo Galasso, ex miembros del Consejo Superior de la Magistratura.Según este prestigioso profesor de Derecho, que fue abogado de la familia del asesinado general Dalla Chiesa en el maxíproceso de Palermo, está claro que hay una nueva guerra entre las grandes familias mafiosas en este momento que están por aterrizar en Sicilia el equivalente a dos billones y medios de pesetas para obras de reconstrucción. Galasso acaba de publicar un libro con el irónico título La mafia no existe.
"Lo grave", agrega, "es que ignoramos lo que está pasando en la nueva geografía de la Mafia, porque en los últimos tiempos, como habían denunciado los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, el Estado había vaciado de instrumentos a los investigadores, haciéndoles difícil su trabajo".
Según Galasso, el asesinato del juez Antonio Saetta es de una gravedad enorme porque éste era "la expresión de la imparcialidad". Asesinándolo se intenta amedrentar no sólo a los jueces de carrera sino a los jueces populares", gente sencilla y heroica llamada a compartir la acción judicial contra los mafiosos.
"El problema de fondo", afirma, "es que no puede ser creíble en la lucha contra la Mafia un Gobierno que tiene como subsecretario de Justicia a Mario D'Acquisto, que en los procesos aparece involucrado con los grandes mafiosos, o a un ministro del Interior como Antonio Gava, de quien sospechan los mismos jueces de colusiones con la Camorra", la mafia napolitana.
En cuanto al magistrado Domenico Sica, el problema, según Galasso, no son sólo los poderes especiales, que ya los tiene, sino "que en la práctica se los dejen ejercer".
