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Tribuna:ALGUNOS LIBROS PARA EL VERANO
Tribuna
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Pensamientos a media luz

Ha sido muy celebrado entre los visitantes españoles de México una placa municipal que prohíbe a los repartidores aparcar en ciertas calles. Reza así: "Se prohíbe a los materialistas aparcar en lo absoluto". La literalidad de la ordenanza municipal parece cargada de razón, dada la querencia de materialistas y espiritualistas por acomodarse en lo absoluto. La sensata recomendación es particularmente oportuna a la hora de espigar lecturas de verano relacionadas con ensayos dichos de pensamiento.Nadie como los posmodernistas se ha tomado tan a pecho eso de huir de lo absoluto. En El pensamíento débil, los Vattimo, Rovatti, Umberco Eco y demás representantes italianos explican que están de vuelta de las metafísicas y filosofías puras y duras. Como ya establecieron Nietzsche y hasta el mismo Marx, las metafísicas con sus manías por fundamentar la verdad y la ética sólo establecen relaciones de dominio. Hay que huir de tan pretenciosas pretensiones. Nada de creerse más listo que la vida aparente ni desacreditar la cotidianeidad con monsergas emancipatorias. Las apariencias no engañan, por mucho que se diga, ni somos víctimas de manos ocultas ideologías) que nos llevan adonde no queremos. Los amigos italianos recomiendan "mirar de una forma nueva y más amistosa a todo el mundo de las aparienclas", dar razones a media luz, a sabiendas de que nunca se hará luz del todo. El hombre no pisa fuerte ni deja huellas profiandas; es más bien un ser consumido y debilitado, objeto, por tanto, de una inmensa piedad y berievolencia.

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Narradores al sol

El pensamiento del hombre es débil porque no puede, como creyó ilusamente el invento de la Ilustración, convertirse en el punto arquirnédico capaz de fundar lo divino y lo humano. Es un surco de arena en la playa que se borra y se rehace constantemente.

Habermas

Ahora bien, quien se líe con la posmodernidad no podrá desoír los gritos que le vienen de la cera de enfrente, de la modernidad. Sobre todo si su veraneo transcurre por algún punto de esa selva de cursillos de verano, universidades de verano, seminarios de verano o extensiones universitarias. No es fácil dar con una lectura recomendable, no sea que ocurra aquí lo de Alemania cuando apareció un libro de Habermas. Según la revista Der Spiegel, los académicos tedescos rnoritaron en cólera al verse obligados a leer de golpe mil y pico páginas que acababa. de publicar el gran patrón de la modernidad, surgen Habermas. Se puede recacrír de todas formas a Habermas la modernidad (Cátedra), en Ía que seguidores y críticos como WeIlTner, McCarthv, Rorty, etcétera, resumen, desmenuzan o interpelan el intento habermaslano de no dar por fracasado el proyecto europeo de explicar racionalmente el mundo exterior, la sociedad y a nosotros mismos. En este ensayo descubrirá el lector que es mucha vida la que está en juego cuando se habla de confianza o desconfianza en la racionalidad ilustrada. Habermas explica ahí la motivación de toda su obra: entender por qué una cultura teóricamente tan líberadora como la que va de Kant a Marx pudo abocar en la, catástrofe nazi. Significativas son las palabras de un muribundo Marcuse al propio Habermas: "Sabes, ya sé dónde se originan nuestros juicios de valor más básicos; en la compasión, en nuestro sentímiento del sufrimiento de los demás".

Si el lector es un cuarentañero, joven, por tanto, cuando lo del Mayo de 1968, le interesará leer a W. Harich, Critica de la impaciencia revolucionaria (Crítica). Aquello fue un vendaval libertario destinado al fracaso porque las doctrinas, mé-todos y tácticas anarquistas carecian de] rigor científico-racionalista del marxismo. Nada podía esperarse, por otro lado, de un comunismo carente de motivacionies éticas y sentimientos revolu cion arios. El futuro de la izquierda está en esa simbiosis de rigor nacional y motivación ética. Sintomático del escaso sentido político de aquellos protagonistas es un célebre debate radiofónico entre el conservador Gehlen y el demoledor Adorno.

Hablar de vacaciones es soñar con viajes a !ugares artísticos, visitas a museos, descubrimientos de monumentos. Una buena guía puede ser la coiección La Balsa de la Medusa. Con la ayuda de Alois Riegel, El culto moderno a los monumentos, el turista entenderá que su rito de admiración de morruirientos y ruinas históricas forina parte de una idiosincrasia específicam ente moderna, de apropiación del pasado. Si llega a Itana, F. Aníal, Rafael entre el clasicismo y el manierismo, le hará ver que toda la pintura italiana de los siglos XVI y XVII es como un campo de batalla en el que pugnan estilos de vida e intereses de todo tipo. Si piensa visitar el Louvre, Florencia o Milán, el Paul Valéry Escritos sobre Leonardo da Vinci le brindará un bello ejercicio literario que lo llenará de gozo.

Ni tradición ni española

Corren tiempos neoconservadores y hasta reaccienarios. Que si el cisma de Lefebvre, que si el integrismo del Vaticano, que si declaracíones de obispos españoles rememorando la Cruzada, sus mártires y la ofensiva anticristiana del laicismo español. Un viejo libro, ahora reeditado, contribuirá a poner las cosas en su punto. Me refiero a Los origenes delpensamien!o reaccionario español (Alianza Editorial), de Javier Herrero. La teoría de las dos culturas que desde distintos ángulos se quiere ahora relanzar es una vieja historia. Meméndez y Pelayo ya acuñó la tesis de las dos Españas: una, ortodoxa, tradicional y castiza; la otra, heterodoxa y afrancesada. Desde entonces no han cesado las voces que quieren ubicar la identidad hispánica en la recuperacíón de la tradición española. La tesís del autor es que esa famosa tuadición española ni es tradición ni es española.

El pensamiento reaccionario no hunde sus raíces en tradición al guna porque era la moda eu ropea, la del tradicionalismo francés. El movimiento antiilustrado niega la Ilustración radicalmente: donde aquélla ponía argumentos racienirles, éste recurre a mitos que apelan a las pasiones de las clases reaccionarias. El mito fundamental es el de la existencia de una conspiración universal de las fuerzas del mal contra el bien. Esas fuerzas se desglosan en una triple conspiración: la de los filósofos que adoran a la razón para destruir la fe, la de los jansenistas que predican un ideal de libertad con el que minar el poder absoluto de la monarquía romana, y finalmente la conspiración laicista que quie re llevar a la política los perver sos principios de razón, derechos humanos y libertad. La oniginali dad hispánica -si hay que adju dicarle una- es la persistencia del mito conspirativo.

Acompañante obligado de las vacaciones de verarlo es la- preocupación por la vuelita a la escuela de los hijos. De entre la fauna pedagógica, un libro distinto de Fabricio Caivano, El sacapuntas. Con la ironía de quien se lo sabe todo sobre pedagogías, Caivano pone en solfa las angustias por las notas, las impertinencias pedagógicas y las manías de los mayores. Si al final del estío uno acaba agotado, recuérérdese la máxima de Marx (Groucho): "El mejor remedio contra el insomnio es dormir mucho".

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