_
_
_
_
_

Los fenicios, la última moda de Venecia

La exposición del Palazzo Grassi bate récords de asistencia

Juan Arias

Un ordenador de IBM está analizando cientos de respuestas de los visitadores a la exposición de los fenicios en Palazzo Grassi, la galería de arte veneciana orgullo de la familia Agnellí, para comprender por qué dicha exposición, en la que existe una importante presencia de museos españoles, está despertando tanto interés. En sólo tres meses la exposición ha sido visitada ya por 340.000 personas, con una media de 2.700 personas al día, más de 100.000 al mes, mientras que del voluminoso catálogo de 800 páginas, considerado como el mejor tratado existente sobre los fenicios, a un precio rebajado de 5.000 pesetas (vale, 8.000 en las tiendas), han sido ya vendidos 30.000 ejemplares y otros 90.000 de una preciosa guía resumen para el turista.

Más información
El sacrificio de los niños

Emilío Melli, nuevo director de Palazzo Grassi, considera que son dos los motivos que arrastran a la gente a hacer largas colas para ver la exposición, la más admirada de las cuatro organizadas hasta ahora por Palazzo Grassi: "El misterio de una civilización de la que habíamos oído siempre hablar desde niños: Aníbal, guerras púnicas, Cartago, etcétera, pero de la que sabíamos muy poco, y el hecho de que chicos y grandes, visitando la exposición, acaban divirtiéndose".El interés despertado por los fenicios es tal que son ya muchos los países que han pedido a Palazzo Grassi la posibilidad de dar hospitalidad a dicha exposición cuando, a primeros de noviembre, cierre sus puertas en Venecia. "No será posible", ha dicho Melli, "porque se trata de objetos muy delicados, algunos de colecciones muy personales, que deberían estar demasiado tiempo fuera de su lugar de origen".Pero lo que sí va a hacer por vez primera Palazzo Grassi es llevar a algunas capitales europeas dicha exposición "con audiovisuales" y con la presencia del director científico y alma de la exposición, Italo Moscati, uno de los arqueólogos de más fama en el mundo y que está considerado como el especialista número uno en el campo de la cultura fenicia."Vamos a empezar por España", ha dicho Moscati a El PAÍS, con un encuentro, el próximo día 16, en el Museo del Prado, de Madrid, organizado por la dirección española de Bellas Artes y por Fiat Ibérica, en el que participará también el arquitecto de la exposición Gae Aulenti". Y ha añadido: "Hemos querido empezar por España como agradecimiento a la contribución generosa e inteligente, no sólo cuantitativa, sino también cualitativa, que su país ha dado a esta exposición".

En Venecia, la tarde del sábado pasado, cuando el último de los 2.025 vistantes de aquella jornada salía a la calle refregándose los ojos, como despertándose de un sueño vivido hace más de 2.000 años, los 1.200 testigos de oro, plata, bronce, creta, etcétera, de la mítica civilización fenicia, en vez de irse a dormir, fueron despertados de golpe por una bella sorpresa. El mismísimo Moscati, acostumbrado a la fascinación de tantas excavaciones en todo el Mediterráneo desde hace 30 años, acompañó a un grupo de priviligiados turistas.

Viaje fantástico

Visitar la exposición de los fenicios, tal como la ha organizado Palazzo Grassi y con Moscati, es como hacer un viaje fantástico, "una aventura humana siguiendo el camino del Sol", porque se empieza en Oriente, en Líbano, y se acaba en Occidente, en Sicilia y Cerdeña, pasando antes por Túnez, Argelia, Malta y España.La fascinación de la exposición es que no puedes distraerte desde que entras hasta que sales porque todo te obliga a bucear en la civilización fenicia. Un pueblo del que se ha dicho, ironiza Moscati, que no tenía cultura. "¿Pero es que descubrir el primer lenguaje alfabético de la historia no es cultura? Todos nosotros seguimos viviendo de aquella cultura". Y añade: "Cuando ustedes se paran en los escaparates de Venecia admirando las maravillas hechas en vidrio deben recordar que dicha industria artística nos llega de los fenicios. Como también la maravilla de la púrpura que encendió el gusto por el color en la moda".

Una sala entera está dedicada a una sola coraza en bronce dorado del tiempo de Aníbal llegada a Italia. "Sin aceptar la leyenda de que había sido utilizada por Aníbal, no cabe duda de que esta coraza fenicia encontrada en Italia", comenta Moscati, puede tener muchas explicaciones: por ejemplo, que Aníbal se la llevó como trofeo, o que un guerrero se fue siguiéndole hasta Cartago". Se queda pensativo y añade: "Lo más importante es saber que no sabemos muchas cosas".

Junto con alguna de las señoras presentes, por ejemplo, Moscati discute sobre la posible utilidad de algunas de las joyas, en oro. Después de una larga di.scusión se llegó a la conclusión de que un cierto objeto podría haber servido para sujetar una trenza de pelo a la espalda.

Dos momentos de la exposición son particularmente interesantes para todos, y el mismo Moscatí se divierte como un niño: donde, en una especie de lago artificial, se mueven los modelos de naves fenicias reconstruidas a escala de 1 a 20 por los mayores técnicos actuales en navegación, y donde ha sido reconstruido un antiguo mercado fenicio con los mismos productos y en la misma disposición como se vendían entonces. Faltan sólo los fenicios para que fuera más real.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_