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Los 'misinos' en manos de un joven 'duro'

Juan Arias

La desaparición, en menos de 24 horas, de los dos líderes del MSI-DN, Giorgio Almirante y, Pino Romualdi, deja al partido neofascista italiano en una profunda crisis interna. Su nuevo secretario, el joven Gianfranco Fini, no posee el carisma de su padre espiritual.

Fini es un hombre del aparato, mucho más duro que Alrnirante, que se había acercado con nostalgia las últimas semanas al fenómeno del francés Jean Marie Le Pen con la esperanza de poder explotar aquí su efecto.

Es verdad que había sido el delfín de Almirante, quizá porque el viejo león misino le consideraba un joven sumamente inteligente y preparado y esperaba que con el tiempo, y bajo su protección paternal, podría endulzarse incluso de carácter. Quizá le gustaba porque su prosa es clara y cortante como un cuchillo, como era la suya.

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Pero ya su elección no fue fácil, habiendo dividido en enero pasado el partido en dos mitades abiertamente enfrentadas. Y es que los viejos nostálgicos del fascismo duro, herederos de la república de Saló, que ya reprochaban a Almirante que hubiera traicionado los viejos ideales fascistas, consideran a Fini, pese a todo, demasiado moderno, aunque no sea más que por su juventud biológica.

Ahora dependerá mucho de quién sea elegido nuevo presidente del partido en sustitución de Almirante y nuevo director del órgano oficial del partido, Il Secolo d´Italia, en el puesto del difunto Romualdi.

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Además, la desaparición de los dos líderes carismáticos y moderados coincide con la campaña para las importantes elecciones administrativas parciales que el próximo día 29 llevarán a las urnas a siete millones de italianos.

Los resultados demostrarán si la orfandad del partido le hará crecer por efecto de la muerte de Almirante o bien si retrocederá, lo que sería un signo de que la derecha fascista, tanto virulenta como moderada, ya no abriga esperanzas en el viejo mito neofáscista en un país que ha entrado de lleno en una conciencia democrática colectiva tan firme que, como decía el ex dirigente sindical comunista Luciano Lama, "hasta los más moderados la defenderían con las armas si alguien llegara a amenazarla".

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