Implacable máquina de vodevil
El vodevil de la tradición francesa pasó hace años a Londres, donde se añadió el humor a la comedia inglesa. Una de éstas es Búscame un tenor, de Ken Ludwig. La empresa lo ha trasladado de Picadilly, con muebles y todo, con el director Alexander Herold, y con un reparto justo, en el sentido de que los actores son al mismo tiempo obedientes piezas del difícil mecanismo de relojería del movimiento en escena y dueños personales y libérrimos de sus gestos cómicos, de sus muecas y sus voces.Contar la obra sería traicionarla y, más que a ella, a quien quiera verla y espere lo inesperado. Con su media docena de puertas y su cama, sus personajes escondidos y escamoteados, y la confusión de dos personajes, responde al género. Hace reír continuamente, y no sólo al público sencillo y proclive, sino a algunos intelectuales, incluso depresivos, que se acordaban en medio de esta maquinaria de Sennet y de la orgía visual del cine mudo.
Búscame un tenor
Autor: Ken Ludwig. Versión española de Juan José Arteche y de Alexader Herold. Intérpretes: Jesús Bonilla, Silvia Marsó, Pepe Pertín, Félix Granado, Isabel Donate, Ángel Gonzalo, Montserrat Julio y Carmen Platero. Decorado y vestuario: Teatro El Globo, de Londres. Dirección: Alexander Herold. Teatro Fuencarral. Madrid, 7 de abril.