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El polémico Papel del Senado

El artículo 69 de la Constitución designa al Senado como la Cámara de representación territorial. El mandato de los senadores termina a los cuatro años de su elección o el día de disolución de la Cámara. El mismo artículo recoge el modo de elección de los senadores: en cada provincia se eligen cuatro por sufragio universal. Casos especiales son los de las provincias insulares y el caso de Ceuta y Melilla.

Por otra parte las Comunidades Autónomas designarán además un senador y otro más por cada millón de habitantes de su respectivo territorio. La Constitución fija que la designación corresponda a la Asamblea legislativa, o en su defecto al órgano colegiado superior de la Comunidad Autónoma, de acuerdo con lo que establezcan los Estatutos de autonomía.

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El artículo 74 de la Constitución determina que el Senado está encargado de iniciar el procedimiento para la autorización de acuerdos de cooperación entre las Comunidades Autónomas, excepto en el supuesto de convenios de gestión y prestación de servicios propios de las mismas comunidades y para la aprobación de un Fondo de Compensación con destino a gastos de inversión.

La polémica sobre la función que el Senado cumple o debe cumplir en el ordenamiento democrático español ya comenzó en la primera legislatura, con UCD en el Gobierno. Alberto Ballarín, senador por Huesca, propuso en marzo de 1978 que el Senado fuese transformado en una Cámara de las Comunidades Autónomas, que se ocupara de todos los temas territoriales. En mayo de 1982, el presidente del Senado, Cecilio Valverde, se quejaba de la devaluación del papel de la Cámara Alta en la tarea legislativa.

Tras ganar las elecciones legislativas de 1982, el PSOE manifiestó su intención de dotar de protagonismo al Senado en cuanto Cámara de representación territorial. Sin embargo, en julio de 19 84 el Grupo Popular cuestionaba el funcionamiento de la Cámara durante el mandato del socialista José Federico de Carvajal y los propios socialistas debatían privadamente la salida de un Senado dedicado casi exclusivamente a la segunda lectura de los proyectos enviados por el Congreso. En la primera ocasión en que visitó el Senado en 1984, el Rey destacó la dimensión específica del mismo como foro para la consideración de los asuntos de las comunidades.

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En 1985, el presidente de la Camara Alta propuso que los jefes de Gobiernos regionales tuviesen escaño en el Senado. Poco después, los presidentes de varios Parlamentos autonómicos afirmaron que no se opondrían a una reforma constitucional para convertir el Senado en una Cámara Federal.

En marzo de 1987, el Grupo Socialista del Senado, en su intento de que ocupase el papel que le confiere la Constitución como Cámara de representación territorial, afirmó tener previsto dotar a la Comisión de Autonomías de un importante realce político. El ministro de Relaciones con las Cortes, Virgilio Zapatero, manifestó en julio del pasado año que para conseguir la reanimación de la Camara sería imprescindible un acuerdo entre todos los grupos parlamentarios para concentrar en el Senado todos los debates sobre cuestiones de ámbito regional y autonómico.

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