_
_
_
_
_
EL JUICIO SOBRE EL SÍNDROME TÓXICO

La ingestión de aceite

Desde hace algún tiempo, varios de los aceiteros procesados, Ramón Ferrero, Enric Salomó o Ramón Alabart, han venido reiterando su intención de consumir su propio aceite, en presencia de la televisión y del resto de los medios de comunicación.Esta ingestión televisada, desde su punto de vista, tendría un doble objetivo. Por una parte, confirmar o descartar que el aceite fue el causante del envenenamiento masivo, y, por otra, dar la impresión de que los aceiteros son inocentes y constituyen las auténticas víctimas del proceso, pues han permanecido cuatro años en prisión a causa de una responsabilidad que, según ellos, no les corresponde.

Su ofrecimiento, que sólo tiene valor moral y no como prueba, se basa en la imposibilidad por parte del tribunal de autorizar la ingestión del aceite.

Más información
Tomás Baviera da confusas lecciones técnicas

Cualquier conocedor del Derecho sabe que el tribunal no puede permitir que se realice un experimento de ese tipo, como así lo han anunciado ya en el juicio. La autorización de la prueba constituiría una grave responsabilidad por imprudencia en el caso de que uno de los procesados falleciera por la ingestión del aceite sospechoso.

Sería como permitir que un acusado de homicidio realizado con una pistola de pequeño calibre se disparase un tiro para demostrar que con ese arma no pudo matar a su víctima.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_