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La Convención de Londres mantiene la moratoria de vertidos radiactivos en el mar

La Convención de los Vertidos de Londres aprobó ayer por consenso, pero con algunas reservas expresadas por varios de sus miembros, una resolución sobre vertidos de media y baja radiactividad en el mar, que de hecho supone una moratoria sine die de esos vertidos.

La convención, que agrupa a 61 países, decidió, con las reservas principalmente de Francia y Bélgica, y en menor medida de Portugal, aprobar una resolución por la que se nombra un panel de expertos para estudiar las cuestiones que plantean los vertidos, así como las alternativas a estos vertidos en el mar.En realidad, lo que la convención ha hecho ha sido desarrollar la resolución 21/9, aprobada el año pasado y conocida como "resolución española", por haberla patrocinado y presentado España, en la que se adoptaba una moratoria en virtud de la cual se suspendían los vertidos de media y baja radiactividad hasta que se demostrara su inocuidad.

La presentación de la resolución se tradujo en que por primera vez en la convención se rompió el principio del consenso que había presidido siempre todas las votaciones. La mayoría de los países vertedores, como Estados Unidos, Francia, el Reino Unido, Bélgica y Suiza, votó en contra aduciendo que los informes científicos no eran concluyentes en torno a la peligrosidad de esos vertidos. La Unión Soviética se abstuvo en la votación, ya que, según los expertos y debido a la extensión de su territorio, no tiene el problema acuciante de otros países para arrojar sus vertidos en el mar.

Reafirmar lo conseguido

La delegación española, compuesta por un importante grupo de funcionarios y científicos presididos por el director general de organismos internacionales del Ministerio de Asuntos Exteriores, Antonio Oyarzábal, pretendió desde un principio en la Convención reafirmar lo conseguido el año pasado para que los grandes no realizaran las maniobras necesarias para dar al traste con el fin de la moratoria.Se ha contado, según las fuentes españolas, con que los países que votaron a favor de la moratoria (21, frente a nueve en contra) se han mantenido firmes en su postura y que, por otra parte, la opinión pública mundial ha estado siempre a favor de una prohibición total. Oyarzábal manifestó a EL PAÍS que se ha conseguido "mantener vivo el espíritu del año pasado" y, además, "logran volver al consenso de la convención", ya que las reservas expresadas, quizá con la excepción de la francesa, no han sido demasiado fuertes.

Con relación a los vertidos de alta radiactividad, que los países altamente industrializados pretendían enterrar en el fondo marino, el consenso ha sido precisamente no tratar de ellos e ir paulatinamente abandonando el asunto. "No se ha forzado un debate y nadie ha suscitado el tema", manifestaron las fuentes españolas.

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