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PREMIO NOBEL DE MEDICINA 1986

Una italiana y un norteamericano, galardonados por sus investigaciones sobre el crecimiento celular

Rita Levi-Montalcini, una bióloga de 77 años con doble nacionalidad, italiana y norteamericana, y que desde 1979 trabaja en el Laboratorio de Biología Celular de Roma, y Stanley Cohen, bioquímico norteamericano de 63 años, discípulo suyo, que investiga en la universidad de Vanderbilt (EE UU), son los ganadores del Premio Nobel de Medicina 1986 dotado con 290.000 dólares (unos 40 millones de pesetas) por sus descubrimientos sobre los factores de crecimiento celular, según anunció ayer en Estocolmo el secretario de la Asamblea Nobel del Instituto Carolino. Las investigaciones de los dos científicos son de una importancia fundamental para una mejor comprensión de los mecanismos que rigen el crecimiento de las células y los tejidos.

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Sus descubrimientos abren nuevos dominios en el campo de la ciencia fundamental, por cuanto permiten conocer mejor las causas subyacentes en ciertos procesos patológicos, como el surgimiento de malformaciones, defectos genéticos, modificaciones degenerativas tales como la demencia senil y las enfermedades tumorales. Por ello el acceso al conocimiento de los fáctores que regulan el crecimiento de las células puede conducir al desarrollo de mejores métodos de tratamiento y a la elaboración de nuevos medicamentos.Las investigaciones de Rita Levi-Montalcini le permitieron descubrir el factor de crecimiento nervioso (FCN), un campo en el que hasta entonces existían muchos aspectos que escapaban a la comprensión de la neurobiología. La investigadora italiana pudo demostrar cómo los tumores extraídos de ratones y trasplantados a huevos de gallina fecundados desencadenaban un fuerte crecimiento en algunas partes del sistema nervioso del embrión, particularmente en los nervios llamados sensoriales o simpáticos. Este crecimiento se producía sin que el tumor y el embrión estuvieran directamente en contacto, lo que llevó a la investigadora a la conclusión de que los tumores segregaban un factor estimulante del nervio que tenía un efecto selectivo sobre ciertos tipos de nervios.

Luego de este primer descubrimiento, Rita Levi-Montalcini reemplazó los huevos por un sistema sensible de cultivo de tejidos celulares para poder determinar el contenido en factor de crecimiento nervioso de diferentes extractos. Comprobó entonces que el FCN era una sustancia biológica. extremadamente potente, que hacía posible que en 30 segundos una célula del nervio sensorial o simpático del embrión reaccionara frente a una aportación del factor de crecimiento con una concentración extremadamente débil.

En algunos minutos los filamentos nerviosos comenzaban a crecer en el ganglio, que 24 horas más tarde tomaba el aspecto dé un sol rodeado de innumerables rayos. Este método de medida biológica era la condición para la tercera etapa en el desarrollo de estas investigaciones, consistente en la identificación del factor actuante.

En 1953 se incorporó al equipo que realizaba estas investigaciones el bioquímico Stanley Cohen, y tres años más tarde descubrió un extracto de tumor de ratones que activaba el crecimiento de los nervios. Dicho extracto contenía a la vez prótidos, y ácido nucleico. Para saber cuál de estas sustancias era el elemento actuante se agregó veneno de serpiente fuertemente diluido.

Veneno de serpiente

Para sorpresa de los investigadores se comprobó que el Veneno tenía un fuerte contenido de la sustancia actuante. Si se introducía en el cultivo únicamente veneno de serpiente en débil concentración, el resultado era un fuerte, crecimiento de las fibras nerviosas simpáticas. Se examinó esta vía lateral, a la que se había acudido de forma fortuita, y se examinaron sistemáticamente diferentes tipos de tejidos, observando el factor de crecimiento de los nervios. En 1958 se descubrió una nueva fuente de enriquecimiento del FCN, la glándula salival de ratones machos. Con la ayuda de estos dos componentes, el veneno de serpiente y el extracto de glándula salival, Cohen pudo identificar el factor de crecimiento nervioso, que demostró ser una cadena de albuminoideos. Dos cadenas de la especie, asociadas, forman una molécula actuante.Cohen produjo también anticuerpos mostrando el FCN. Este factor se encuentra en los mamíferos, los pájaros, reptiles y peces. Numerosas células diferentes en estos animales forman y segregan dicho factor en el curso de su desarrollo. La tecnología genética permite también producir el factor de crecimiento en el laboratorio, lo que abre la vía a una futura producción de la sustancia a escala industrial.

Cuando Cohen descubrió que el extracto de glándula salival de los ratones machos contenía más sustancia actuante que el extracto del tumor, inyectó aquélla a ratones recién nacidos y observó que éstos se desarrollaban más rápidamente que los que no la tenían. La causa era que el extracto de glándula salival poseía, además del FCN, otro factor de crecimiento, un prótido que llamó factor de crecimiento epidérmico, (FCE). Descubrió que éste es un factor de crecimiento de las células epiteliales de la piel, las mucosas y la córnea.

Prosiguiendo sus investigaciones, Cohen determinó la estructura de la sustancia, y por primera vez se tuvo acceso a un factor que estimulaba el crecimiento de las células epiteliales y que hacía posible estudiar el desarrollo del crecimiento. Cohen y sus colaboradores comprobaron que el FCE estimulaba la nutrición, la formación de enzimas y albúminas, así como el desdoblamiento de los elementos hereditarios que conduce a la división celular. Más tarde, mostraron que el factor de crecimiento epitelial era un factor de crecimiento de células de otros tejidos -conjuntivos, hepáticos- y de las paredes arteriales. Un conocimiento más amplio de los mecanismos que rigen el crecimiento normal de las células ha abierto nuevas pers pectivas sobre. los desarreglo que conducen a la aparición de itumores.

Sorprendido de madrugada

Stanley Cohen, un bioquímico especializado en investigación sobre el cáncer, según informa Reuter, se mostró ayer totalmerite sorprendido al saber que le había sido concedido el premio Nobel de Medicina de este año. Cohen, que trabaja en el departamento de bioquímica de la facultad de Medicina de la universidad de Vanderbilt, en Estados Unidos, admitió que se enteró de la noticia cuando los periodistas comenzaron a llamarle a su casa poco después de las cinco de la. mañana. "Las llamadas de madrugada no acostumbran a ser buenas noticias", dijo, "no lo esperaba, fue una sorpresa total".El bioquímico norteamericano está casado y tiene tres hijos. Obtuvo su doctorado en la universidad de Michigan y en la década de los cincuenta trabajó durante siete años con la otra laureada, Rita Levi-Montalcini, en el laboratorio Viktor Hamburger de San Luis (EE UU). Preguntado sobre sus planes para el futuro, afirmó: "Continuaré haciendo exactamente lo mismo que hago desde hace 25 o 30 años".

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