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Atracador muerto en un tiroteo con la policía

Amelia Castilla

José Francisco Ortega Domíngez, de 26 años, resultó muerto ayer alrededor de las 9.30, en el curso de un tiroteo con la policía, en la confluencia de la calle de la Oca con la plaza del Ejército, en Carabanchel. La víctima, en compañía de otros dos Jóvenes, acababa de atracar el Banco de Sabadell, situado a unos 500 metros del lugar del suceso. El joven iba armado con una pistola y trató de escapar en un autobús vacío. Los otros atracadores escaparon con 1.866.000 pesetas. Un empleado de la entidad bancaria fue secuestrado y liberado después.

Un vendedor de Prensa de la plaza del Ejército, muy próxima al hospital militar Gómez Ulla declaró: "Escuché disparos y vi a un joven que corría por la Vía Carpetana, armado con un pistolón. No me fijé apenas en él pero me impresionó el tamaño del arma". "Detrás del joven, pisándole los talones, venían varios poli cías disparando y gritando alto. El chaval se metió en un autobús y se lió un tiroteo impresionante. No vi más, porque me tumbé en el suelo. No comprendo por qué no tiró el arma y se rindió, si le tenían cazado", aseguró el mis mo testigo.

La mayor parte de las perso nas que se encontraban en ese momento en la plaza -frecuentada por jubilados que se sientan en los bancos a tomar el sol y vendedores ambulantes- no lle gó a enterarse de lo que pasaba. Simplemente, escucharon las de tonaciones y se tiraron al suelo, porque "en la zona se lió una ensalada de tiros", según el relato de otro testigo.

El suceso que en el que perdió la vida José Francisco Ortega se inició poco después de las nueve de la mañana.

Tres atracadores, uno de los cuales, al parecer, iba disfrazado de mujer, irrumpieron armados en el Banco de Sabadell, situado en el número 33 de la calle de Ramón Sáinz, donde están ubicadas también otras tres entidades bancarias.

Tras apoderarse de un botín de 1.866.000 pesetas, los atracadores huyeron con uno de los empleados del banco como rehén. Una vez en la calle los asaltantes se separaron, según aseguró la policía.

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Lo vieron desde el helicóptero

Ortega, que llevaba una pistola en la mano, intentó escapar a la carrera por la Vía Carpetana cuando fue identificado por la policía desde un helicóptero. Varias patrullas iniciaron la persecución del joven, a pie y en coche, según informó la policía.

En el trayecto hasta la plaza del Ejército, situada a unos 500 metros del banco asaltado, los agentes efectuaron varios disparos, dos de los cuales atravesaron una papelera. Al llegar a la plaza, Ortega tomó la primera calle que se encontró en su camino -la calle de la Oca, paralela a la Vía Carpetana- e intentó secuestrar un autobús de la empresa Martínez SA, que realiza el recorrido entre Madrid y la localidad de Leganés.

En el autobús se encontraba en ese momento el conductor, José María Méndez. Los viajeros acababan de bajarse. El conductor, que se disponía a desplazarse hasta la cabeza de línea para recoger pasajeros e iniciar el viaje de vuelta, se encontró de repente con un muchacho que le apuntaba a la cabeza y que pretendía escapar en el autobús, según aseguró un portavoz de la empresa Martínez.

Posteriormente, se produjo un intercambio de disparos y Ortega fue trasladado al hospital Gómez Ulla, donde falleció poco después de ingresar.

Un portavoz de la empresa de autobuses aseguró también que "de milagro, no se produjo una tragedia. Al lado del vehículo donde se refugió la víctima se encontraba estacionado otro que iba cargado de viajeros. El conductor de este autobús se dio cuenta de lo que pasaba, cerró las puertas y todos se lanzaron al suelo".

La misma fuente precisó que en uno de los laterales del autobús donde se produjo el tiroteo había cinco impactos de bala, dos de los cuales salieron por el otro lateral, y que en el interior del autobús también había señales de disparos.

Los otros dos atracadores habían logrado, mientras tanto, evitar el cerco policial y escapar con el botín. El empleado del banco, que había sido secuestrado, fue liberado unas calles más allá dé la entidad bancaria y al mediodía de ayer se reponía del susto en su vivienda.

Los trabajadores de la entidad bancaria asaltada no quisieron ayer facilitar ningún dato sobre las condiciones en que se había producido el atraco. Simpjemente dijeron que se encontraban todos bien y que no podían informar de nada.

Por otra parte, el conductor del autobús, que pasó la mañana en las dependencias policiales para prestar declaración, se reincorporó a primeras horas de la tarde a su trabajo.

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