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El PRI se autoproclama vencedor en las elecciones mexicanas entre acusaciones de fraude vertidas por la oposición

El gubernamental Partido Revolucionario Institucional (PRI) se autoproclamó vencedor en los 300 distritos electorales para diputados de elección directa y en las siete elecciones a gobernador en los comicios del domingo en México, aunque los resultados oficiales se darán dentro de una semana. Al mismo tiempo, la principal fuerza de oposición, el derechista Partido Acción Nacional (PAN), denunció el fraude electoral en los Estados norteños de Sonora y Nuevo León, donde los candidatos panistas a gobernador también se proclamaron vencedores.

La impresión general ayer, un día después de la jornada electoral del domingo, es que la abstención ha sido numerosa en todo el país -probablemente más del 50%- y que, a pesar de incidentes en varias ciudades del norte de México, las elecciones fueron tranquilas.Ante la avalancha de informaciones contradictorias que llegan, caótica y manipuladamente, de todo el país, resulta difícil hacerse una idea global de lo ocurrido realmente en las elecciones. La tónica general de los titulares en los periódicos de la capital mexicana ayer era que los brotes de violencia fueron aislados (Unomásuno), "abstención, paz general, enfrentamientos aislados" (La Jornada) y "jornada pacífica" (El Día).

Poco antes de la medianoche del domingo (ocho de la mañana del lunes, hora peninsular), el portavoz del PRI, Juan Saldaña, aseguraba: "La ciudadanía nos ha favorecido con sus votos y nuestro partido espera con seguridad los resultados de los cómputos definitivos". Saldaña agregó: "Podemos anticipar el triunfo del PRI en los Estados que, elegían gobernador y triunfos claros en los distritos electorales". Según el portavoz priista, "la provocación y la violencia no tuvieron eco en la población, y este triunfo demuestra la voluntad del pueblo mexicano". En contradicción con estas afirmaciones del PRI, portavoces del PAN en Ciudad Juárez, Estado de Chihuahua fronterizo con EE UU, mostraban casi a igual hora actas electorales según las cuales el PAN había ganado los diputados en seis distritos de aquella ciudad.

Llama la atención que hacia las nueve de la noche, tan sólo dos horas después de cerradas las casillas electorales, el candidato del PRI a gobernador del disputado Estado de Sonora, Félix Valdés, ya se proclamó vencedor por "tres votos contra uno" frente a su contrincante del PAN, Adalberto Rosas. Esta autoproclamación resulta chocante porque los resultados del escrutinio no podían conocerse en aquellos momentos. El enviado especial de EL PAIS asistió a un escrutinio en una casilla electoral del distrito federal donde sólo se computaban dos urnas de las elecciones a diputados. El recuento de sólo 125 votos duró casi dos horas. Es imposible que en Sonora, donde además de diputados se elegía gobernador, concejales y alcaldes de ciudades, se pudiesen anticipar los resultados en aquel momento.

Los desórdenes y enfrentamientos ocurrieron sobre todo en el norte, en los Estados fronterizos con EE UU, donde el PAN es fuerte y esperaba hacerse con los puestos de gobernador de Sonora y Nuevo León. Hubo detenidos panistas por intentar robar las urnas, que fueron recuperadas por el Ejército. En la ciudad fronteriza de Agua Prieta, los candidatos del PAN se retiraron para protestar porque no les admitieron interventores en las mesas.

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Confusión reinante

Un detalle revelador de la confusión existente es que mientras el candidato del PRI a gobernador de Sonora aseguró que su partido obtuvo una "amplia victoria", su oponente del PAN declaró que "el PRI sufrió la derrota más aplastante de su historia". A pesar de esto, Rosas no cree que le reconozcan el triunfo "por la magnitud del fraude que se perpetró".

Lo mismo ocurrió en Nuevo León. El candidato a gobernador del PRI, Jorge Treviño, dijo que "pase lo que pase, ya ganamos". Su oponente del PAN, Fernando Canales, también declaró que él ganó y amenazó: "De no respetarse la voluntad de los neoleoneses, la solidaridad y la paz social en la entidad están en juego".

Historia de una casilla electoral

En la capital mexicana apenas se notó la jornada electoral del domingo. En las casillas de barrios populares, las mesas estaban vacías, y los presidentes e interventores se aburrían en espera de las siete de la tarde, hora de cierre de la votación.La impresión en la capital era que la abstención fue masiva, pero los datos del distrito federal no se pueden considerar representativos para todo el país porque aquí no se elige gobernador ni representantes municipales y las elecciones eran sólo para diputados, que en México apenas tienen influencia por el sistema presidencialista y la abrumadora mayoría del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Muchas casillas electorales estaban situadas en plena calle, en portales de casas, en patios de vecindad y casi a la intemperie. En varias no había aparecido en todo el día ni un solo interventor de los partidos de oposición, ni del derechista Partido de Acción Nacional (PAN) ni de los de izquierda. Muchos electores entregaban las papeletas abiertas y otros ni tan siquiera se molestaban en votar en secreto.

En la escuela El Pipila votó a las 10.15 el presidente Miguel de la Madrid, que tiene su residencia oficial en las cercanías. El Pipila fue un héroe de la independencia mexicana: voló con explosivos la puerta de un cuartel español en Guanajuato. En la casilla 68, instalada en aquella escuela, había interventores de todos los partidos, menos del Partido Revolucionario de los Trabajadores. El escrutinio fue escrupuloso.

Había dos urnas de cartón plastificado: una, verde, para diputados por mayoría relativa, y otra, roja, para diputados de representación proporcional. En el censo electoral de esa casilla 68 sólo figuraban 320 inscritos, de los que 229 no acudieron a votar. Se formó un censo adicional de transeúntes con 32 personas. La abstención en esa casilla rebasó el 70%. Tan sólo se contabilizaron 125 votos, de los que tres fueron nulos.

El PRI consiguió 79 y 77 votos; el PAN, 15 y 13; y, en tercera posición, el curioso Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), un partido lacayo del PRI, obtuvo 13 y 9 votos. Los comunistas del PSUM sacaron cuatro y tres votos. Los datos no tienen valor representativo, pero a la hora de contabilizar votos, en los oídos de los presentes sonaba un continuo pri-pri.

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