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Crítica:El cine en la pequeña pantalla
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Widmark, o el triunfo del rufián

Cielo amarillo es un excelente western basado en una novela de la serie negra de William R. Burnett, con guión de Lamar Trotti -el mismo guionista de Incidente en Ox Bow- en el que los personajes protagonistas -una banda de forajidos perseguidos por la caballería estadounidense se ven obligados a penetrar en un territorio hostil, en un interminable desierto que "ni una serpiente se atrevería a cruzar".La amenaza de la ley y de los indios va dejando su lugar a la de la geografÍa y a la de la propia descomposición del grupo. En un momento dado, al oír un tiroteo, Gregory Peck lo justifica diciendo que quienes disparan "tienen divergencias".

Parábola política

La película, a pesar de su final engañoso, es de una virulencia considerable, en gran parte debido a la creación memorable que hace Richard Widmark del rufián, antiguo tahur al que una bala alojada cerca del corazón y nunca extraída aconseja aumentar aún más su impasibilidad y cinismo. Widinark es un villano que no disimula, que no tiene ningún inconveniente en llevar hasta el final la ley del más fuerte que reina en el western.Pero no es únicamente él quien se atreve a poner al descubierto los fundamentos de una sociedad en la que sólo la violencia sirve, sino que es la propia película la que nos sugiere que los forajidos no son muy distintos de los congresistas, que la violencia no es otra cosa que la continuación de la política por otros medios.

Veamos si no el siguiente diálogo -entre Peck y WIdmark, al enterarse el primero que ha sido sustituido por él segundo en el liderato de la banda. Peck: "Así que tenéis otro jefe". Widmark: "Lo importante es el oro. Quién sea el jefe es secundario". P.: "No es secundario". W.: "¿Por qué?". P.: "Porque el jefe soy yo". W.: "Éste es un país libre. Lo hemos sometido a votación". P.: "En efecto, éste es un país libre. Por eso yo no admito la votación". Y, sin solución de continuidad, uno pudiera dedicarse a organizar candidaturas presidenciales y el otro a preparar atentados contra los elegidos sin que se quebrara en absoluto la lógica de tal razonamiento.

Cielo amarillo forma parte de, esa variante del western que juega estilísticamente con la unidad de lugar, lo que convierte al espacio último de los vaqueros de Anthony Mann en un lugar cerrado, claustrofóbico, del que no se puede huir; variante que, en la década siguiente, habría de ponerse de moda y dar pie al que André Bazin llamó superwestern y al western psicológico.

Cielo amarillo se emite hoy a las 21.35 por la segunda cadena.

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