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Reportaje:

El 'porno' no es negocio.

El número de espectadores se ha estabilizado en las 45 salas de cine 'X' abiertas en toda España

Alfonso Armada

"La gente creía que las X iban a ser un desbordamiento, que las películas iban a durar unas 10 o 20 semanas en cartel, y quitando las primeras semanas, con un público que no era de X, Madrid se ha estabilizado entre 20.000 y 25.000 espectadores fieles. Un público asíduo, pero que no aumenta ni disminuye". Son palabras de alguien próximo a la gerencia de uno de estos cines marcados que, como casi todo el mundo de la X (espectadores, exhibidores, intérpretes, productores y distribuidores), prefiere mantener el anonimato. Una distancia moral que aisle de la monotonía del primer plano y del índice de suciedad social que se reserva para los que frecuentan o comercian con el cine pornográfico.

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Cinco meses después de la concesión de las primeras 22 licencias de apertura para salas X, 11 funcionan actualmente en Madrid, 9 en Barcelona y 25 -en el resto de España, con unos beneficios que casi nadie quiere confesar, aunque la mayoría de los exhibidores se lamenta dé que el negocio no está resultando ni mucho menos como se esperaba. De las 400.000 pesetas diarias de las primeras -semanas, se ha pasado a una media de 50.000 a.60.000 pesetas diarias. El Ministerio de Cultura carece de información sobre el control de taquilla -"todavía es pronto para referirse a los datos que están siendo procesados", asegura Domingo Rueda, subdirector general de Cine-, aunque la asistencia está resultando "relativamente bien".

Un público estable, primordialmente compuesto por hombres solos (el 95%), de edades comprendidas entre los 30 y los 50 años, que llegan ante la taquilla con el dinero en la mano, entran directamente para ocupar su localidad, permanecen silenciosos como en un templo pagano y se zafan con un cierto desasosiego cuando se les aborda para hacerles alguna pregunta. Es una convivencia con el silencio, que afecta sobre todo a los espectadores, que se cuidan de ocupar localidades aisladas, de tal forma que la sala parece dibujar un tablero de ajedrez en la penumbra. No hay intercambios verbales ni miradas de complicidad, y apenas comentarios a media voz.

El público de las salas X prefiere las sesiones de tarde a las de mañana, que cuentan sin embargo con un público asiduo que no se limita a jubilados. La noche hace descender notablemente las recaudaciones obtenidos durante el día, pero la merma se produce sobre todo los fines de semana, "cuando los espectadores habituales tienen que salir con sus familias y asisten, por ejemplo, al cine comercial", asegura el gerente de una sala.

Sin producción nacional

California, Orion Films, Mediterráneo o Variety son algunas de las pocas distribuidoras que facilitanproducciones extranjeras, subtituladas, y que por lo general viven de distribuir cine comercial. Un representante de California sefialó el bajón de espectadores y el montante de los gravámenes como dos de los motivos que restan rentabilidad al cine pornográfico. Orion Filins cuenta sólo con 4 cintas porno y reconoce su desengaño respecto a este tipo de cine, que, no resulta rentable económicamente. Hemos probado y no ha valido la pena", manifestaron. Más de dos millones y medio de pesetas cuesta importar una película porno, aunque en ocasiones -como es el caso del filme El diablo y la señora Jones- encuentran dificultades de exhibición por no ofrecer bastantes números eróticos. Un distribuidor de Barcelona asegura que se observan retenciones de licencias de importación por parte del Ministerio de Economía.

Lilian, la virgen pervertida,es hasta ahora la única realización de la única productora española de cine X reconocida como tal, Golen Film International, que a pesar de admitir que está obteniendo buenos rendimientos en taquilla, "no tiene proyectos" de nuevos rodajes. Jess Frank, alias de Jesús Franco, también conocido como Clifford Brown o James P. Johnson, es el director de esta cinta de porno español, que cuenta con un reparto encabezado por los desconocidos Katia Biénert, Robert Foster y Mamie Kaplan. La producción sólo cuenta con algunos medios y una cierta estructura industrial en el campo del vídeo, donde se encuentran los pocos profesionales que registra el censo del sector. El coste habitual de un vídeo porno es de unos 2 millones de pesetas.

La Administración se ha preocupado de establecer una línea divisoria entre lo que es y lo que no. La propia concesión de las licencias de exhibición es todo un catálogo de precauciones para trazar los lindes del pecado: las películas porno no reciben apoyo ni protección del Estado (toda película que se produce en España cotiza una subvención automática del 15% sobre el taquillaje, independientemente de la calidad); sólo puede abrirse una sala X en las localidades donde existan al menos tres salas normales, dos salas cuando haya 21 cines comerciales, y tres para el caso de que existan 31 cines con nombre, porque las salas X están constreñidas al anonimato, condenadas al único anagrama de su cruz, sin fotogramas ni más frases incitantes que la del título de la película. El aforo máximo es de 200 butacas y el mínimo de 100.

Barrera de impuestos

Pero donde la criba es mayor es en los impuestos que estos exlíibidores vergonzantes han de afrontar: la Administración cobra, un 30% del taquillaje bruto, además del impuesto de menores duplicado, un 10%, sumados al 5'5% de Tráfico de Empresas (ITE), con lo que el exhibidór ha de abonar en impuestos el 45'5% de la recaudación, aparte del 1'5% de la recaudación neta para autores. De ahí la repercusión en el precio de las localidades, que es de 450 pesetas, que ya establece una primera censura económica.

Entre 20.000 y 25.000 personas calcula un exhibidor que podría constituir el grueso del público fiel a este tipo de cine en Madrid. La cifra no le parece descabellada a otros exhibidores y tampoco a Domingo Rueda, "si tenemos en cuenta que es una evaluación posible del público fijo y anual que asiste a estos espectáculos".

La ley que reguló la exhibición de películas pornográficas en España fue aprobada por el Parlamento en febrero de 1982, cuando gobernaba UCI), pero la desarrolló un Real Decreto de 27 de abril de 1983, con los socialistas en el poder. Finalmente, el 24 defebrero de 1984 fueron concedidas licencias para exhibir cine porno en 22 salas.

El hit parade del cine pornográfico exhibido en España tiene en Exhibition su mayor éxito hasta la fecha, con 11 semanas en cartel. Se trata de una cinta francesa, con la actriz Claudíne Beccarie de protagonista, y fue presentada coincidiendo con el festival de Cannes en 1975. Le siguen con 10 semanas Amanda de noche y Labios que abrasan. Congregaron espectadores durante 7 semanas Body love, Casanova 2 y Garganta profunda, un clásico del género. Los títulos que se programan en las salas X forman parte de ese entorno distinto, con reclamos tales como Fiebre sexual olímpica o Conejo en salsa picante, pero a pesar de todo, parece que esa penumbra del deseo no es negocio.

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