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Richard Nixon, parcialmente rehabilitado 10 años después de dimitir como presidente

A los 10 años de que Richard Nixon presentara, el 9 de agosto de 1974, su dimisión como presidente de Estados Unidos, como consecuencia de sus implicaciones en el escándalo Watergate, la opinión pública norteamericana ha rehabilitado en gran medida su imagen. Como ha dicho un comentarista de The New York Times, ha pasado de ser Nixon El Paria a ser Nixon El Hombre de Estado.

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Inocente, aunque se demuestre lo contrario

Hace 10 años, Nixon abandonaba la Casa Blanca derrotado, casi pobre, enfermo y, según algunas versiones, pensando en el suicidio. Hoy, a sus 71 años, es un hombre que cuenta con una buena salud física, con una fortuna cifrada en varios millones de dólares y con una creciente influencia en la Administración de Ronald Reagan.Richard Nixon fue víctima de sus propios errores y de la brillante investigación periodística efectuada por dos reporteros del diario The Washington Post, Bob Woodward y Carl Bernstein. Estos dos hombres consiguieron demostrar, tras muchos meses de trabajo, que Richard Nixon estuvo implicado en el intento de robo, el 17 de junio de 1972, en la sede del partido demócrata en el complejo de apartamentos Watergate, frente al río Potomac, en Washington.

Los dos reporteros fueron tirando de la madeja, con la inapreciable ayuda de un topo desde la propia Casa Blanca, un misterioso personaje cuya identidad sigue sin conocerse y al que denominaron Garganta Profunda. Cuando, dos años después, Nixon se vio forzado a dimitir, ante la inminencia del procesamiento parlamentario (impeachement), las acusaciones contra el presidente eran mucho más amplias: intento de detener la investigación federal sobre la operación de los fontaneros del Watergate, abuso ilegal de poder, trucos sucios contra oponentes políticos, grabaciones de conversaciones de empleados de¡ Gobierno y ciudadanos privados, uso ilegal de fondos para la campaña electoral, intentos de atacar a sus enemigos. políticos a través de los servicios fiscales...

Toda una retahíla de cargos a los que el presidente pudo escapar gracias al perdón de su sucesor en el cargo, Gerald Ford, convertido en el jefe de Estado más poderoso del mundo gracias a una auténtica carambola, ya que también el vicepresidente Spiro Agnew se vio obligado a dimitir ante la amenaza de dar con sus huesos en la cárcel por un fraude fiscal.

Un hombre rico

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El escándalo Watergate, acompañado del desastre de Vietnam, contribuyó en buena parte al triunfo electoral del moralista y demócrata James Carter sobre Gerald Ford, en noviembre de 1976. Los republicanos no se recuperaron hasta 1980, cuando el conservador Ronald Reagan ganó claramente a Carter.¿Qué ha sido de Richard Nixon? Por lo pronto, está lejos de la pobreza que le amenazaba cuando dejó la Casa Blanca, su fortuna pasa de los tres millones de dólares (cerca de 500 millones de pesetas) y vive en una casa de un millón de dólares en Saddle River (New Jersey), cerca de Nueva York. Ha llegado a cobrar medio millón de dólares por una entrevista a la televisión y sus libros de memorias -y casi seguro, el que prepara con el título No más Vietnams- son éxitos de venta.

Bajo la óptica de la política y el prestigio social, Richard Nixon tampoco puede quejarse. Fue recibido con honores de jefe de Estado en sus visitas privada a China y, desde su época del Watergate, ha viajado a 18 países y conversado con más de una docena de jefes de Estado o de Gobierno.

Reacio a conceder entrevistas a la Prensa norteamericana e inaccesible a la extranjera, Nixon continúa siendo un hombre "enigmático" -así lo describe todavía Bob Woodward en The Washington Post-, que realiza sus análisis y esquemas de los grandes temas del mundo con un pragmatismo moderado. Nixon influye en la Administración Reagan como consejero indirecto del presidente e hizo importantes gestiones para colocar a Alexander Haig como secretario de Estado con la Administración Reagan.

Considerado uno de los presidentes que fue artífice, junto con su secretario de Estado, Henry Kissinger, de un período de distensión con la Unión Soviética, Nixon es hoy un hombre parcialmente rehabilitado en la sociedad estadounidense. Falta tan sólo un salto a la escena pública, que tanto el propio Nixon como, sobre todo, los republicanos dudan en dar. Hace unas semanas se especulaba con la posibilidad de que apareciera en la próxima convención republicana, a celebrar del 20 al 24 de este mes en Dallas (Texas). Pero, para tranquilidad de los ultraconservadores y los estrategas electorales de Reagan, que no quieren dar más argumentos electorales a los demócratas, Nixon anunció que no pensaba ir a Dallas.

Las secuelas del Watergate todavía no están del todo olvidadas, ni entre la opinión pública ni entre la Prensa o los partidos políticos norteamericanos, aunque Richard Nixon sea hoy un líder resucitado y parcialmente blanqueado.

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