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Juicio político en Polonia

El proceso contra los dirigentes del KOR lleva al banquillo a la intelectualidad democrática opuesta al régimen polaco

Con el proceso militar contra los cuatro dirigentes del Comité de Autodefensa Social (KOR), acusados de intentar derribar el orden constitucional, el régimen polaco sienta en el banquillo a la oposición intelectual y democrática, que sirvió de semilla ideológica al movimiento obrero organizado en el sindicato independiente Solidaridad.El KOR (con el nombre de Comité de Defensa de los Obreros) nació a raíz de los sucesos de Ursus y Radom, en junio de 1976, y se fundó, en septiembre de aquel año, para ayudar a los trabajadores afectados por la represión, los malos tratos policiales y los procesos. Las revueltas se originaron, por las alzas de precios. Tras los incidentes callejeros, el primer ministro, Piotr Jaroszewicz, anuló la subida de precios, pero muchos obreros fueron despedidos y otros procesados. Un grupo de intelectuales, encabezado por Jacek Kuron, entre los que se encontraban el escritor Jerzy Andrezjewsky, autor de la novela Cenizas y diamantes; el economista Edward Lipiriski, y otras figuras de oposición al régimen, por lo general desde posiciones laicas y de socialismo democrático, salió a la luz con sus nombres y direcciones para ofrecer ayuda a los trabajadores perseguidos.

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Cuatro objetivos

Un año después de su fundación, y tras la concesión de una amnistía a los obreros implicados en los sucesos de junio, el objetivo inicial del KOR estaba cumplido, pero el grupo decidió transformarse en Comité de Autodefensa Social (KOS), aunque la popularidad de las siglas KOR hizo que se conservasen. El KOR fijó el 29 de septiembre de 1977 cuatro objetivos: 1) luchar contra toda forma de represión y aportar ayuda a las personas perseguidas; 2) luchan contra toda violación de la ley; 3) luchar por el respeto institucional de los derechos y libertades cívicas, y 4) sostener y defender toda iniciativa social para poner en práctica los derechos humanos.El KOR se declara solidario e inicia contactos con el grupo de Carta 77 en Checoslovaquia, y empieza a extender su actividad en el campo obrero con su publicación clandestina Robotnik (El Obrero). También interviene en las actividades de las universidades volantes, que celebran cursos y seminarios en domicilios particulares, donde se estudia, discute y desarrolla una auténtica contracultura frente a la oficial. Era la época de Edvard Gierek, y los miembros del KOR sufren persecuciones y molestias. Detenciones durante 48 horas, multas y procesos aislados, en un continuo tira y afloja entre la policía y la oposición, eran las características de esos años.

Con el estallido de las huelgas del Báltico y el nacimiento del sindicato independiente Solidaridad, el KOR tuvo una posibilidad de actuar directamente en contacto con las masas obreras. La influencia de los hombres y mujeres del KOR fue grande entre los consejeros del sindicato independiente.

La influencia del KOR fue vista con malos ojos no sólo por el régimen, sino también por la jerarquía católica.

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Dentro de Solidaridad, en los tiempos de la legalidad, se abrió una pugna interna entre consejeros próximos a la jerarquía eclesiástica y los del KOR, que tenían posturas laicas. La declaración de ley marcial, el 13 de diciembre de 1981, vino a borrar estas diferencias y unió a la oposición al régimen. Gran parte de los miembros del KOR fueron internados y los cuatro Contra los que ahora se abre el proceso están en la cárcel desde aquel día, junto con siete dirigentes del sindicato independiente prohibido.

Los acusados del KOR se negaron en varias ocasiones a aceptar un pacto con las autoridades. En un primer intento de solucionar el problema y evitar un proceso político se les ofreció la posibilidad de salir en libertad y emigrar al extranjero. Esta posibilidad fue categóricamente rechazada.

En un segundo intento, con intervención del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar, y del episcopado polaco, se ofreció a los presos la posibilidad de quedar en libertad si firmaban una declaración de abstenerse durante tres años de toda actividad Política. También esta propuesta fue rechazada por los miembros del KOR, que ahora deberán afrontar ante un tribunal militar la acusación de intentar derribar el orden constitucional. Pueden ser condenados a una pena de hasta 10 años de cárcel.

Oficialmente, el KOR se autodisolvió durante el primer congreso de Solidaridad, el 23 de septiembre de 1981, en Gdansk. El economista de 92 años Edwald Lipinski pronunció el discurso que anunció la disolución, porque "hoy día las instituciones sociales independientes se han convertido en los medios más potentes de autodefensa social. Entre ellas, el sindicato Solidaridad, representación auténtica de nuestra sociedad, es la más importante".

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