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Respaldo masivo en Uruguay al paro por la democracia y contra el régimen militar

Un paro cívico masivamente seguido por la población uruguaya presionó ayer al régimen militar en favor de la democratización del país.

Poco antes de que comenzase el paro, a medianoche del miércoles, los partidos integrados en la Multipartidaria, con la excepción del Partido Nacional, o Blanco, de Wilson Ferreira Aldunate -detenido el pasado día 16 de junio-, decidieron reanudar las conversaciones con los militares.

La paralización de actividades fue prácticamente total en el país y se registró un intenso patrullaje militar y policial en las calles de las principales ciudades, particularmente en Montevideo, donde residen la mitad de los dos millones y medio de uruguayos.

Amenazas de las autoridades

La veladas amenazas de las autoridades militares no tuvieron efecto y los servicios públicos estuvieron paralizados. No hubo servicio de autobuses urbanos ni de largo recorrido, los diarios no aparecieron, los hospitales sólo tuvieron guardias para urgencias y una interminable fila de buques esperaba en el río de la Plata, en el canal de acceso al puerto de Montevideo, la finalización del paro para cumplir las maniobras de amarre.El paro cívico fue convocado por la totalidad de los partidos políticos, legales y prohibidos, las centrales obreras de izquierda y derecha, las organizaciones sociales y el movimiento Paz y Justicia. Tenía prevista una duración de 24 horas y esta madrugada sólo faltaba por conocerse el alcance de la medida entre los funcionarios estatales.

El régimen militar no ha anunciado públicamente represalias, aunque sí ha criticado duramente a los políticos y, por boca del ministro de Interior, coronel Néstor Bolentini, ha asegurado que garantizará el derecho al trabajo.

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El paro tuvo como objetivos la democratización del país, la plena vigencia de las libertades, la amnístía para los presos políticos, trabajo, aumento de salarios y la derogación de las leyes y decretos díctatoriales.

El presidente de la República, Gregorío Álvarez, adelantó hace unos días que el paro sólo hará perder el jornal a los trabajadores, pero no servirá como medida política porque el Gobierno no admite presiones.

La resolución de la Interpartidaria de reanudar el diálogo con los militares, con el voto contrario del Partido Nacional, supone el resquebrajamiento del bloque opositor. Los partidos legales, Colorado y Unión Cívica, y el prohibido Frente Amplio, coalición de izquierda, se inclinaron por el diálogo con el régimen, mientras que el Partido Nacional se negó a mantener conversaciones con las fuerzas militares mientras permanezca detenido su candidato presidencial, Wilson Ferreira.

La sorpresiva decisión de los partidos de oposición fue impulsado, al parecer, por el general Líber Seregni, recientemente puesto en libertad.

El líder de la izquierda enjuició duramente a los dirigentes blancos por supuestas maniobras para dividir al Frente Amplio en la búsqueda de apoyo a las movilizaciones y a los planes para conseguir la liberación de Ferrerira Aldunate.

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