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Guatemala reabrirá la investigación sobre el jesuita español Carlos Pérez Alonso

El Gobierno guatemalteco reabrirá las investigaciones oficiales para esclarecer la desaparición del sacerdote jesuita español Carlos Pérez Alonso, secuestrado el 2 de agosto de 1981, declaró ayer el ministro de la Gobernación, Gustavo López Sandoval.El ministro informó en conferencia de prensa que el Gobierno había cerrado la investigación sobre el caso hace meses, pero que, ante la llegada al país de María Asunción Pérez Alonso, hermana del sacerdote, se decidió continuar con las indagaciones.

María Asunción, que se encuentra en Guatemala desde el 28 de marzo en busca de una prueba "definitiva y concluyente" sobre la probable muerte de su hermano, se entrevistó el viernes con los ministros del Exterior y de la Gobernación. "Los dos ministros me dijeron que el Gobierno está dispuesto a colaborar conmigo en lo que haga falta", dijo.

El jefe del Estado, general óscar Mejía Víctores, a quien María Asunción también solicitó una entrevista, dijo el viernes que el sacerdote español había sido secuestrado "probablernente por algún grupo de subversivos".

María Asunción Pérez, que permanecerá en Guatemala unas dos semanas, hizo, el mismo día de su llegada, un dramático llamamiento a los secuestradores de su hermano por medio de la Prensa local.

"Mi familia está preparada para todo. Hemos perdonado a los secuestradores, pero, por favor, si alguien sabe algo de Carlos que nos lo diga para que acabe nuestro calvario", dijo la hermana del jesuita español. María Asunción solicitó, asimismo, una entrevista con monseñor Ramiro Pellicer, vicario capitular de la archidiócesis de Guatemala, que en agosto pasado dijo que "un estudio a fondo del caso realizado por la Iglesia católica dio como conclusión que el padre Pérez había sido secuestrado, asesinado y enterrado en 1981".

El sacerdote jesuita fue secuestrado en 1981 por un grupo de hombres armados cuando salía de oficiar una misa en el hospital militar de esta capital, del que era capellán. Desde entonces nada se ha sabido de su paradero, con la sola excepción de las declaraciones de monseñor Pellicer.

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En Guatemala, durante los pasados años, murieron 13 sacerdotes de distintas nacionalidades, víctimas de la violencia.

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