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CINE

Anécdotas para engañar el tedio

El pico produce la misma sensación que aquellas santas cenas adornadas con flores de plástico que se encontraban en los comedores de los universitarios izquierdistas que hace 10 o 15 años soñaban con China y Albania y pretendían redimir sus orígenes camuflando su hogar de vivienda obrera en el extrarradio.En El pico están los tresillos de skai, la demagogia de Encarna de noche o la supuesta poesía de El loco de la colina; la estética de la fotonovela, esa moneda cuyas dos caras son Julio Iglesias y Miguel Ríos; la escultura de Subirachs, y un submundo surgido directamente del de Aborto criminal, como es el encarnado por el cojo, su esposa y un bebé heroinómano.

El argumento de la película es bien conocido: dos muchachos (uno, hijo de un comandante de la Guardia Civil, y el otro, de un diputado abertzale) quedan enganchados por la heroína.

El pico

Director: Eloy de la Iglesia. Intérpretes. José Luis Manzano, José María Cervino. Luis Iriondo, Enrique Sanfrancisco, Lali Espinet, Javier García. Guión: Gonzalo Goicochea y Eloy de la Iglesia. Fotografía: Hans Bunnan.Estreno en los cines Rex y Luchana 1. Madrid.

Más información
Eloy de la Iglesia: "La película 'El pico' es una historia de padres e hijos, no una provocación"

En su camino para liberarse o recaer bajo la dependencia de la droga se encuentran implicados en el tráfico de estupefacientes, la prostitución, el asesinato, los enfrentamientos familiares, la drogadicción fetal, el peso represivo de las instituciones, la política independentista y un largo etcétera de calamidades.

El pico no es ni más ni menos oportunista que anteriores películas de Eloy de la Iglesia. Si de oportunismo puede hablarse, es de otro carácter, casi ontológico, al despreciar la esencia del cine y convertirla en un autobús que sirve para recorrer un trayecto. De ahí las fotonovelas o la referencia a los programas radiofónicos con que arrancan estas líneas

La mitificación del subproducto, el empeño por romper con todas las clasificaciones, el desprecio por la llamada alta cultura y la connotación peyorativa que acompaña al adjetivo elitista son algunos de los padres de esta película.

Ante esta tesitura, y antes de acusar al cineasta de no serlo, bueno será recapitular y acordarse de pasados entusiasmos por productos que no son ni mejores ni peores que El pico. Los únicos momentos vivos y reales del filme los ofrece Quique San Francisco, el único que se adecua a su papel.

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