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INTENSA ACTIVIDAD DIPLOMÁTICA ESPAÑOLA

En Panamá vuelve el tono cálido y cordial a la gira latinoamericana del presidente del Gobierno español

Con un fuerte y prolongado abrazo sobre las pistas del aeropuerto Omar Torrijos, justo al pie de la escalerilla del avión, el presidente de la República de Panamá, Ricardo de la Espriella, devolvía la temperatura de la plena cordialidad al viaje de Felipe González, después de los gélidos rigores oficiales, dispensados por las autoridades democristianas de Caracas, perceptibles hasta el último minuto de la despedida, faena de aliño encomendada al viceministro de Relaciones Exteriores, Osvaldo Páez Pumar, con espera de media hora incluida.

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Honores militares, salvas de ordenanza, himnos nacionales y saludo por parte de las máximas autoridades de la República, no pudieron sin embargo ocultar dos ausencias de primera magnitud., Compromisos anteriores e ineludibles contraídos con altos jefes del Pentágono, en Washington, impidieron al poderoso comandante de la Guardia Nacional y próximo candidato a la presidencia de la República, general Rubén Darío Paredes, y a su jefe de Estado Mayor, y hombre fuerte, coronel Manuel Antonio Noriega, saludar personalmente al presidente del Gobierno español. El coronel Díaz Herrera hizo entrega en el aeropuerto de una carta personal de Paredes donde lamenta su viaje y expone algunas inquietudes sobre la región.Recuerdo de Torrijos

El programa de Felipe González aquí en Panamá incluyó una conferencia de prensa, una recepción con la colectividad española, en la residencia del embajador, y una cena ofrecida en su honor por el presidente de la República. También se añadió, por expresa voluntad del mandatario español, una ofrenda floral ante la tumba del general Omar Torrijos, fallecido el 31 de julio de 1981.

Minutos antes de tomar tierra en Panamá el presidente del Gobierno valoró con los periodistas españoles el sentido de su visita a esta República, e hizo una evocación muy afectuosa del general Omar Torrijos, de quien recordó que se proclamaba "dictador convicto, confeso y converso". Respecto al grupo Contadora y la posibilidad evocada por la Prensa latinoamericana de que se le encomiende alguna mediación durante su próxima visita a Washington, el presidente reiteró que no se va a producir esa mediación "por muchas razones, también personales. La comunicación con Estados Unidos en esta región es muy fluida; Washington tiene aquí mucha presencia, pero en las conversaciones que he mantenido", indicó, "se deja ver el interés para que se constituya un frente común de países fuera de toda sospecha, contrarios a la instalación de cualquier régimen totalitario, al que se quiere que España quede incorporado".

Durante el vuelo desde Caracas a Panamá, Felipe González hizo una valoración positiva de su escala política en Venezuela, e insistió en la necesidad de que las relaciones entre los dos países queden por encima de las diferencias de afiliación política de sus dirigentes.

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Subrayó que la cena organizada por los socialdemócratas de Adeco, tendría probablemente una inevitable utilización electoral, pero había estado convocada desde unos supuestos abiertos, con asistencia de muchos independientes y algunas personalidades de las finanzas.

Los periodistas tuvieron oportunidad de interrogar al presidente del Gobierno sobre algunas noticias fragmentarias que han recibido de la situación política en España desde que salieron de Madrid el pasado lunes. Felipe González consideró que se habían sobredimensionado las declaraciones de Solchaga y la pretendida respuesta de Alfonso Guerra en tomo al punto del programa socialista de crear 800.000 nuevos puestos de trabajo durante la legislatura. El presidente confirmó que el objetivo se mantenía. También dijo que la presencia del ministro de Defensa, Narcís Serra, en el Comité de Planes de Defensa de la OTAN celebrado el día 1 en Bruselas confirmaba el principio contrario a la diplomacia de silla vacía, pero que no alteraba la decisión de parar el proceso de integración militar.

Cuando un informador señaló la diferencia entre la posición de Fernando Morán, cuando en diciembre pasado hizo en Bruselas reserva expresa sobre el comunicado del Consejo Atlántico, y la actitud de Narcís Serra, que al parecer se habría abstenido de señalar cualquier distancia frente al comunicado de sus colegas los ministros de Defensa, Felipe González dijo que creía que el ministro español había mantenido idéntica reserva que la manifestada en diciembre por el titular de Exteriores, que era portador de una nota en esos términos, pero que desconocía el dato sobre el proceder observado.

En cuanto al discurso de Alfonso Guerra ante el congreso de UGT, aseverando que se realizará el referéndum anunciado sobre la OTAN, y que su resultado será la desvinculación española, el presidente no estimó que pudiera inducir dificultades sobre su comprometida visita a Washington, y señaló que las palabras de Guerra "están expresando el estado de la opinión pública española, son una verdad de Pero Grullo que queda reflejada fielmente por todas las encuestas. "Yo tengo el compromiso", añadió, "de informar exhaustivamente a la opinión pública de las responsabilidades en que incurriremos al tomar una u otra decisión".

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