El Festival de Cine de Cannes rinde homenaje a 13 actores intenacionales, entre ellos, Fernando Rey
La sesión de gala en que se proyectó El rey de la comedia, la discutible película norteamericana de Martin Scorsese que interpretan Jerry Lewis y Robert de Niro, fue precedida por un brillante acto de homenaje a trece actores cinematográficos, entre los que se contaba Fernando Rey. Tras la proyección de un fragmento de Elisa, vida mía, de Carlos Saura, el actor español recibió la estatuilla que premiaba su larga y eficaz dedicación al cine. La proyección de El rey de la comedia, de Martin Scorsese, abre las apretadas jornadas con múltiples sesiones. Las primeras películas seleccionadas han decepcionado.
Junto al actor Fernando Rey recibieron el galardón Charlotte Rampling, Dirk Bogarde, Soria Loren, Vittorio Gassman, Hanna Schygulla, Liza Minnelli, Gerard Depardieu, Ingrid Thulin, Glenda Jackson, Robert de Niro, la actriz húngara Mari Torocsik y la francesa Michele Morgan, que actuaba además, junto al guionista Jean-Claude Carriere, como maestra de ceremonias. Todos ellos han intervenido en películas que fueron premiadas en convocatorias anteriores del festival de Cannes.El homenaje, pues, revierte también sobre el propio festival, con el mismo criterio con el que se ha rendido tributo de admiración a famosos directores de todo el mundo cuyos nombres identifican las calles del nuevo palacio. Esa nominación no elimina, de momento, la confusión de su ordena. miento.
Dificultades
Hasta la alcaldesa de Cannes se ha manifestado públicamente sobre la dificultad del nuevo palacio, prometiendo para el próximo año unas mejoras sustanciales.La proyección de El rey de la comedia ha abierto la loca carrera del festival. Se suceden ya las distintas secciones con horarios idénticos. Numerosas películas que no participan en ninguna de ellas son programadas también en salas marginales, lo que acaba creando graves problemas a quienes quieran aprovechar la cita de Cannes para recuperar títulos de otros festivales o películas no estrenadas aún comercialmente.
La sección oficial es, no obstante, la que reúne a mayor número de espectadores con independencia de la calidad de las películas programadas.
Y no puede decirse que los primeros títulos de la competición tengan un interés suficiente. La película soviética Una estación para dos, que sorprende en sus primeros minutos por reflejar en tono de comedia algunos aspectos de la vida cotidiana en la Unión Soviética, recuerda pronto la habitual pretenciosidad de los melodramas rusos.
Mensaje moral
La muerte de Mario Ricci, del cineasta suizo Claude Goretta (autor de La invitación o de La dentelliere, títulos estrenados en España), ha decepcionado por su parte a un buen número de críticos. Tanto la historia elegida por el director helvético como su puesta en es cena corresponden a un tipo de cine que coloca su mensaje moral en primer término. Como demostración y ejemplo de esta circunstancia, la película superpone dos anécdotas para establecer una dialéctica primaria.El locutor de televisión que acude a un pueblecito perdido entre montañas para entrevistar a un estudioso del hambre en el mundo, que se ha refugiado allí para tratar de superar la contradicción de su inutilidad, vive una situación inmediata que le atrae con más fuerza: el accidente sufrido por un inmigrante italiano, Mario Ricci, despierta entre los habitantes de la mínima población una serie de pasiones que reflejan la crisis moral de todos ellos. Esa realidad inmediata exige un compromiso, una solución, que sí es posible encontrar. Las teorías del investigador entrevistado no tienen en cambio posibilidad de convertirse en actos concretos.
La sencillez de este enunciado se mantiene en términos igualmente simples durante toda la película. El trabajo cinematográfico de Goretta no ha descubierto matices ni logrado entretener. Las largas conversaciones, que siempre por azar oye el periodista, tienen muchas veces características ingenuas.
Los grandes títulos programados, las posibles sorpresas del festival no han aparecido todavía.
