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ELECCIONES DEL 8 DE MAYOEl ayuntamiento y la presión fiscal

El aumento de tasas e impuestos ha sido insuficiente para suprimir el déficit

Al dividir los impuestos y tasas que recaudó el año pasado el Ayuntamiento de Madrid por el número de habitantes, resulta que jada ciudadano pagó en promedio 12.669 pesetas. En 1980, el primer ejercicio completo de los ayuntamientos democráticos, la fiscalidad había sido un 62,6% inferior. Y aquellos pagos apenas cubren poco más de la mitad de todos los ingresos municipales. Como en todas las corporaciones locales españolas, el resto se compensa mediante transferencias del Estado (en Madrid, un 33%) y con otros ingresos patrimoniales y financieros.Con todo, muchos ayuntamientos, entre ellos el de Madrid, tienen déficit anuales, que necesitan financiar con aumento de su deuda o con saneamientos a cargo del Estado. Según un estudio sobre los presupuestos de los municipios de la provincia de Madrid, realizado por la patronal Confederación Empresarial Independiente de Madrid (CEIM), la necesidad de financiación anual se ha elevado en las 144 mayores localidades, que reúnen el 99,5% de la población, desde 6.764 millones de pesetas en 1980 a 8.975 en el pasado ejercicio.

Como corresponde a su población, en torno a las tres cuartas partes de los ingresos, gastos y déficit proceden del Ayuntamiento de la capital. En el cuadro adjunto puede observarse que la fiscalidad per capita del mismo era en 1980, y es hoy, mayor que la del conjunto, cuya media está, lógicamente, influenciada al alza por su peso global. También era y sigue siendo mayor que la media española (6.141 pesetas por habitante en 1980, y 8.616 en 1980), datos estos obtenidos de dividir las liquidaciones de presupuestos estimadas en el Banco de Crédito Local por una población constante de 37,5 millones de personas.

El aumento de la fiscalidad por habitante, sin embargo, ha sido durante los tres últimos años menor en la capital (62,6%) que en el conjunto de la provincia (63,1%, aquí con su peso en contra) y que la media española (71%). Pero esta perspectiva, en opinión de los expertos consultados, tampoco es relevante a la hora de valorar una gestión.

Por una parte, el bajo nivel o aumento de los ingresos fiscales puede encubrir la necesidad de incrementarlos mucho más en el futuro, ya con la carga del interés por las deudas. Si se mantiene el nivel de gastos, al final deberán pagar los mismos ciudadanos o el Estado (todos los ciudadanos).

De otro lado, la dimensión de una capital como Madrid impone una serie de gastos de tan difícil cuantificación como compensación a través de las transferencias estatales. Es el caso, por ejemplo, de los servicios de transporte o infraestructura prestados a los habitantes de ayuntamientos próximos, los de capitalidad, etcétera.

No obstante, el fenómeno del desequilibrio entre ingresos y gastos se ha hecho más patente en Madrid que en el conjunto de los ayuntamientos españoles. Si esta capital ha pasado en tres años de representar un 10,6% a un 11,5%. en todos los ingresos de los ayuntamientos (impuestos, tasas, transferencias y otros de procedencia patrimonial), por el lado de los gastos ha dado un salto del 12% al 14% del total.

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En los aspectos tributarios, las principales conclusiones de las organizaciones empresariales y de la auditoría de Hacienda, encargada en su día como condición del ex ministro Rodolfo Martín Villa a nuevos apoyos del Estado, son de signo contrario.

Según la argumentación de CEIM, la fiscalidad provocada por el aumento de los gastos ha superado durante los pasados tres años todos los índices económicos aplicables. Gracias a un mayor aumento en los impuestos directos que en los indirectos, pero especialmente en las tasas, el nivel alcanzado por la fiscalidad es de 40.393 pesetas-familia-año, cifra elevada a 74.900 pesetas al relacionar cada familia con el conjunto de los ingresos municipales. La deducción de la patronal es que así no se estimula la inversión privada ni el empleo.

Por su parte, el estudio económico financiero de Hacienda insiste en que el Ayuntamiento no utiliza el potencial fiscal, y concretamente durante 1981 podría haber aumentado sus ingresos en 11.686 millones de pesetas.

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