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Reportaje:

"Comencé a escribir porque me gustaba la música"

"Me presenté al Premio Café Gijón sin ninguna pretensión. Me había presentado a otros muchos premios sin éxito y envié el trabajo porque coincidía en su extensión, lo que no es nada fácil, ya que no es una novela corta y quizá se pase un poco para la corta". Miguel Anxo Murado, diecisiete años, ganador de la última edición del Premio Café Gijón de novela corta con la obra Metamorfosis benecianas, dotado con medio millón de pesetas, va a poder cumplir, gracias a este premio, uno de los sueños de su vida. "Quizá ahora pueda comprarme el piano que tanto ansié. Yo comencé a escribir porque me gustaba la música, que ralmente tiene mucho que ver. con esta novela".

Miguel Anxo Murado se había olvidado de que tenía una obra presentada al Premio Café Gijón. "Me enteré por Televisión, porque me llamaron el lunes por la noche y me preguntaron qué quería que dijera de mí el telediario. Yo, como no sabía de qué iba la cosa, lo tomé un poco a broma y les constesté que dijesen lo que quisieran, hasta que me anunciaron que había ganado este premio. Es cierto, me había olvidado".Casi inmediatamente comenzó la celebración con sus compañeros del colegio mayor San Agustín, de Santiago de Compostela. "Mira que yo no bebo, pero nos pasamos toda la noche rodeados de botellas de champaña. No dormí ni un cuarto de hora y hoy mismo tengo que marcharme a Madrid a recogerlo".

Miguel Anxo Murado nació hace diecisiete años en Lugo. "Es curioso que se sorprendan de que soy muy joven, pero se sorprenderían más si digo que la novela ganadora la escribí con dieciséis años". En el instituto masculino de esta ciudad estudió hasta el inicio de este curso, en que se trasladó a Compostela para hacer Geografía e Historia. No quiso seguir la profesión de su padre y su abuelo, médicos ambos, quizá porque "pienso que la historia, en realidad, tiene mucho que ver con la novela, ya que ésta no es más que una deformación histórica. Y a mí me gusta jugar con la historia".

Miguel comenzó a escribir hace unos tres años. Y su primer cuento ganó un primer premio en Lugo -no recuerda el nombre del certamen-, dotado con 10.000 pesetas. Esto lo llevó a pensar que todo era muy fácil, "así que me presenté a otros muchos, pero sin conseguir ningún otro". Desde entonces, únicamente publicó dos poemas en el diario El progreso, de Lugo, y un artículo sobre un festival de jazz que se celebró en Santiago en El ideal gallego, de La Coruña, aunque "a mí lo que realmente me gusta no es ni el jazz ni la poesía, sino la narrativa". Tiene escritas otras cuatro novelas, aunque ésta es la primera que le satisface plenamente.

La concesión del Premio Café Gijón va a cambiar radicalmente la dedicación de Miguel Anxo Murado a la literatura. "Precisamente, estaba planteándome seriamente el dejarlo. Bueno, dejarlo de una forma pública y hacer algo muy diferente. Escribir para mis amigos y mi familia. No tenía ambición ninguna porque veía que era muy difícil destacar. Sin duda este premio es un refuerzo, y seguiré, aunque tampoco voy a volverme loco, escribiendo".

Metamorfosis benecianas, la novela ganadora de la última edición del Café Gijón, es definida por el autor como "una obra muy lucense". Escrita en castellano, con muchos modismos en gallego, se trata de una fantasía histórica en la que se contraponen dos culturas, dos maneras de vivir. Una está representada por las característica de la provincia de Lugo y otra por su ciudad, Benecia, situada al norte de la provincia y que comparte el ambiente de la decadencia renacentista. Fantástica e irreal, es un juego lúdico consistente en contraponer un ambiente rural gallego con otro decadente. Él mismo la define como un trazado sobre "la deformación de la historia al servició de la política", resaltando sus aspectos de comicidad e ironía.

Murado López no niega la influencia que Álvaro Cunqueiro ejerce sobre él y el Cartafolio de Lugo, de Anxel Fole, sobre la novela premiada, hasta el extremo de que "se desenvuelve en un ambiente parecido e incluso aparecen hechos de los que ya habló Fole". No deja tampoco de reconocerla influencia de Borges, Cortázar, Italo Calvino y Torrente Ballester. Musicalmente se declara un apasionado de Stravinski y Ravel. Porque la música sigue siendo su gran pasión.

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