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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La farsa de las oposiciones

Fernando Savater

Es difícil controlar la indignación cuando se comenta un caso como el de la oposición a la ayudantía de Arte Moderno y Contemporáneo del profesor Calvo Serraller, suspendido tras una extensa labor investigadora y crítica en ese campo, cientos de publicaciones, once años de docencia y cinco de brillante desempeño del mismo puesto al que opositaba. Entre los opositores que han sido preferidos a él figuran algunos de sus propios alumnos, personas formadas por él. En el primer ejercicio de la oposición, el de méritos, ocupó inevitablemente el primer puesto, aunque el tribunal (como suele hacer siempre que no quiere que los méritos y publicaciones sean decisivos en el cómputo final) le situó pocas décimas por encima de su inmediato seguidor. En el segundo ejercicio, el de la preparación y exposición de una lección del programa, fue suspendido con una puntuación mínima. El presidente del tribunal, Antonio Bonet Correa, con quien Calvo Serraller ha colaborado durante muchos años, explicaba en privado que al opositor "le habían sobrado siete minutos del tiempo concedido para desarrollar su lección, y eso causa muy mal efecto". No es para menos: la vida es eterna en cinco minutos, y no digamos en siete. ¿Qué cuentan frente a siete minutos años de docencia, publicaciones o un prestigio internacional envidia do por la mediocridad académica establecida? Nada, hombre, no hay que olvidar que las oposiciones son un concurso. Bonet Correa o la capacitación universitaria determinada por el método un, dos tres. Cuanto más se publique, peor; cuanto más prestigio se consiga, peor, porque eso siempre deteriora el debido vasallaje a nuestros mayores, ya que no en saber ni en autoridad, al menos eq gobierno. Así, por ejemplo, este verano el señor Bonet-Correa -que va por el mundo de progre ni qué decir tiene- intentó presionar a Calvo Serraller para que le cediera la organización de un curso en la Universidad Menéndez Pelayo que a éste le había sido encargado; como el penene, desconociendo los derechos feudales del catedrático, se negase, el señor Bonet Correa se dijo: "Ya nos veremos en las oposiciones". Y ya se han visto.No crean que estas oposiciones han sido irregulares en modo alguno: qué va, esto es la norma. Así es la oposición; quien la probó lo sabe. Por eso el gremio de catedráticos, de derechas o izquierdas, se opone a la LAU y a todo lo que disminuya "el nivel científico de la universidad"; es decir, su inmemorial derecho de pernada ejercido por medio de las oposiciones. Y por eso algunos de los demás, penenes y gente de mal vivir, no vamos a descansar hasta enterrar las oposiciones y la concepción del catedrático surgido y sostenido pór ellas, sin fiarnos de las proclamas ideológicas de los beneficiarios, sino denunciando sus intereses de casta. /

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