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El trasvase de votos comunistas y gaullistas puede decidir la batalla por la Presidencia francesa

A medianoche de hoy termina la campaña oficial para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, que se celebrarán el domingo próximo. A última hora, la bipolarización política del país es un hecho, en torno al candidato de la izquierda, el socialista François Mitterrand, y el de la derecha, el candidato-presidente Valéry Giscard d'Estaing. La forma en que se realice el travase de los votos gaullistas y comunistas puede ser decisiva para el resultado final. Mientras tanto, el llamamiento del líder gaullista, Jacques Chirac, a sus electores para que no voten a Mitterrand, parece haber levantado la moral de la mayoría, que ayer apostaba por una victoria probable. El diario independiente Le Monde tomó partido en favor de «un cambio político».

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Todo está dicho y todo prometido por parte de Giscard d'Estaing y de Mitterrand igualmente. Las últimas intervenciones en la televisión y los mítines que van a cerrar la campaña oficial a lo largo de este viernes apenas incidirán en los más indecisos, y al final, a trancas y barrancas, los dos campos que se enfrentaron en 1974 y, de hecho, de toda la historia de las elecciones de la V República, el de derechas y el de izquierdas, se han agrupado en torno a sus dos líderes.Otra cosa es la falta de coherencia en el interior de esos dos bandos, pero a pesar de todo cada uno de ellos representa la mitad del electorado. Por ello, la elección del domingo se presenta tan incierta como ya se suponía el primer día, lo que no quiere decir que no pueda haber sorpresas, como consecuencia de una campaña que ha dividido más aún al giscardismo y al chiraquismo en la mayoría, y a los comunistas y socialistas en la oposición.

El trasvase de votos

Hasta el domingo por la noche a la hora del escrutinio un interrogante lo resume todo: ¿cómo se va a realizar el trasvase de votos en favor de los dos candidatos? El llamamiento de última hora, y de mala gana, de Chirac se considera que operará sobre el electorado rebelde. Pero no es posible saber en qué proporciones. Ayer, en el mismo momento en que el alcalde de París solicitaba un voto contra el candidato socialista, el ex ministro gauilista y dirigente del partido de Chirac, Philippe Dechartres, que ya había anuncia do su voto por Mitterrand, envió una carta personal a todos los militantes de la RPR solicitando de ellos el mismo sufragio. La gaullista disidente y candidata en la primera ronda, Marie France Garaud, no dio consigna al 1,3% del electorado que le votó, y dijo que ella lo haría en blanco.

Brice Lalonde se negó, en cambio, a dar consigna de voto, tras haber alcanzado, un 3,8 % en la primera ronda, y para quien los ecologistas que representa deben seguir en la oposición, gane quien gane estas elecciones

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¿A quién le harán caso los chiraquianos visceralmente hostiles al giscardismo?

El partido comunista, en definitiva, también pidió desde el principio un voto por Mitterrand, pero sus dirigentes, hasta ayer mismo, durante toda la campaña, no han dejado de hostigar la ambigüedad y las intenciones ocultas (de gobernar con la derecha) de Mitterrand: es otra incógnita para el candidato de. la izquierda, que sólo el escrutinio resolverá.

En resumen, la unión de la derecha se ha realizado, como la de la izquierda, pero se trata de una unión de fachadas que puede reservar sorpresas tanto en un tendido como en otro, a pesar de que la mayoría de los comentaristas, como los franceses también, creen que el resultado del domingo dará como vencedor a Mitterrand o a Giscard por una diferencia mínima de sufragios. Pero el reflejo conservador de la sociedad francesa, ante la incertidumbre que puedan inspirarle las posibilidades de victoria de Mitterrand, mayores que en 1974, no se sabe en qué medida puede incidir en el último segundo.

"Le Monde", por Mitterrand

Ayer, el diario independiente Le Monde, el más prestigioso de la Prensa francesa, influyente en la elite de todas las capas sociales, se pronunció en favor de «un cambio político». En un articulo firmado por su director, Jacques Fauvet, dijo no al colectivismo y no al cambio de sociedad, pero considera que «el relevo está a punto» para que Mitterrand llegue al poder. Fauvet se pregunta, al final, si ha llegado el momento con estas elecciones.

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