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"Peligro y estética" objetivos de la feria taurina de San Isidro

Las exigencias de ganaderías por parte de los toreros y el limitado techo económico han sido determinantes de los carteles de la feria de San Isidro -diecisiete corridas de toros, una con rejoneadores, tres novilladas-, que fueron presentados ayer en el Ayuntamiento de Madrid por parte del alcalde, Enrique Tierno Galván, y del empresario de Las Ventas, Manolo Chopera. La feria se celebrará entre el 14 de mayo y el 3 de junio, ambos inclusive.

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Los carteles de 21 días

«Peligro y estética, referidos a la lidia, fueron constantes del discurso de presentación que hizo el alcalde, el cual aseguró que el municipio apoya el tradicional abono de San Isidro por los componentes lúdicos y culturales que tiene la fiesta de toros y porque la proyección de la feria es mundial,En los carteles ya rematados (a falta de un solo puesto) están prácticamente todos los matadores de interés que hay en la actualidad, afirmó Chopera, aunque algunos aficionados puntillosos detectaron la ausencia de Ortega Cano y Espartaco. Si bien tampoco es para tanto, sobre todo si se considera que ha sifocontratado Paquirri. triunfador absoluto de la feria de Sevilla; que el resto de las figuras harán acto de presencia; que confirmará la alternativa Pepe Luis, que reaparecerán en Madrid Manolo Vázquez y Antoñete, y que a El Inclusero se le ha hecho justicia y torea una tarde, etcétera.

Hay muchos alicientes en la feria, cuya elaboración ha supuesto serias dificultades. De un lado, las económicas. Las Ventas no es el cheque a la vista que piensan muchos empresarios. Como el precio máximo de las localidades ha de ser el que rigió en 1979 -esta fue una de las imposiciones de la Diputación para el arrendamiento del coso, en beneficio de los aficionados-, resulta que, a plaza llena, la taquilla bruta por corrida es de quince millones de pesetas. Mientras que el aforo de la Maestranza de Sevilla, con muchas menos localidades -más de 10.000 abajo- es de dieciocho millones de pesetas, y el de Valenciá, de cerca de veinte millones.

De otro, las imposiciones de los toreros en materia de ganaderías, pues prácticamente todas las figuras quieren medirse con las mismas divisas. que, ya puede suponerse, son las más fáciles. Muchos no discutirían demasiado los honorarios, pero por esta condición de los toros no pasan y habrían sido capaces de no venir a la feria si el empresario hubiera pretendido ponerles con una corrida que no fuera de su agrado.

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