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La emoción del resultado salvó el partido

Los transistores mitigaron el tedio del primer tiempo. La angustia de los seguidores atléticos duró media hora del segundo. La emoción por el resultado salvó el partido. El encuentro entre el líder y uno de los colistas acabó con un resultado inesperado. El público, que en un principió hasta sonrió por los anómalos resultados que fue anunciando el marcador electrónico, tuvo que agarrarse, al final, a la esperanza del Zaragoza, que palió, en el Camp Nou, el tropiezo del Atlético. El líder, en el tramo final de la Liga, ha perdido el compás.Teóricamente, el partido no podía tener más color que el. que proporcionaran los jugadores del Atlético. Contrariamente a lo que se podía prever, fueron los salmantinos quienes dieron la nota aguda. El Salamanca se tomó el juego con calma y con las debidas precauciones. Delante únicamente colocó a Corchado e Ito. El Atlético, en estas circunstancias, convirtió a Ruiz en un centrocampista más, puesto que su par, Brizzola, se escondió en la parcela central. Julio Alberto y Balbino se quedaron en la retaguardia como baluartes fijos y Arteche, en más de una ocasión, se lanzó a las aventuras del ataque para sumar elementos frente al marco de Antonio.

Desde estos planteamientos tácticos había que presuponer que el acoso rojiblanco daría buenos frutos. Pero el Salamanca no se anduvo con chiquitas y frenó los movimientos de Rubén Cano por medio de Adam; los de Rubio, por medio de Pedraza, y Corominas se pegó a Marcos muy bien y hasta se permitió sumarse a los contragolpes de su equipo. El Salamanca, bien cerrado atrás, comenzó a poner en el ánimo de sus adversarios una sensación de solidez superior a la prevista. El Atlético no encontró el acierto necesario para entrar con ventajas en el área de los visitantes y encima se encontró con que éstos probaron fortuna en los contraataques con alguna frecuencia.

Los salmantinos fueron recuperando poco a poco el terreno cedido en un principio, y por medio de Ito y Corchado se asomaron a los aledaños de los dominios de Navarro.

Sin profundidad

El Atlético buscó el gol, pero sin profundizar. Se notó la ausencia de Dirceu. El joven Mínguez, que tuvo un debú aceptable, no es todavía un jugador maduro para estos compromisos. En la delantera solamente Marcos actuó de manera notable. Ante la imposibilidad de conseguir el gol por medio de jugadas bien construidas, el Atlético tentó la suerte a base de los lanzamientos aéreos. Tuvo fortuna en uno de los córneres y logró el gol. En la segunda parte, perdida la oportunidad del penalti lanzado por Rubio, con el marcador igualado, todo volvió a cifrarse en el remate de cabeza. Ruiz, Arteche y Balbino se sumaron a los córneres con la mejor intención, pero el gol de fortuna no volvió a aparecer.

El Atlético en todo el partido. además del gol remató a puerta en dos ocasiones más. Arteche logró que hicieran el penalti y Julio Alberto desde lejos, obligó a Antonio a despejar a córner un tiro alto. El resto quedó reducido a una colada del también debutante Pedraza que no acabó en nada, aunque se pidió un nuevo penalti. Con este escaso bagaje era realmente difícil asegurar el triunfo. El Salamanca, por contra, a dos minutos del final. dispuso de una gran oportunidad. pero Pepe lanzó fuera un inteligente pase de Corchado. que le situó en posición óptima para el gol.

Fallos técnicos

Los últimos minutos tuvieron emoción porque el Atlético se lanzó en tromba al ataque y el Salamanca se defendió desesperadaniente para evitar la pérdida de un punto que aún le permite soñar con la salvación. El Atlético hizo un mal partido. No tiene defensa alguna su actuación. Da la sensación de que el sprint final le cuesta mantenerlo. El domingo, además, se produjeron algunas circunstancias, de las cuales el único responsable es el entrenador. Rubén Cano, efectivamente, no estaba en vena y había que cambiarle, pero nunca por un centrocampista como Bermejo. Cuando García Traid se decidió a suplir a Mínguez, centrocampista, por Pedraza, delantero, no hizo más que rectificar su decisión anterior. Pero entonces el cambio era una temeridad, porque Navarro cojeaba ostensiblemente y el Atlético se quedaba sin la posibilidad de echar mano de Aguinaga en caso necesario.

El encuentro fue pobre en recursos futbolísticos. Marcos fue el más brillante jugador atlético. En el Salamanca, además de Teixidó, que fue sustituido, quizá por cansancio, volvió a brillar Ito, que intentó en el Manzanares justificar su fichaje por el Madrid.

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