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Seis muertos en dos accidentes aéreos durante el fin de semana en el pantano de Buendía y en la sierra de Guadarrama

Seis personas han resultado muertas este fin de semana, como consecuencia de dos accidentes aéreos que tuvieron lugar, respectivamente, en la sierra de Guadarrama y en el pantano de Buendía. En el primer caso, un helicóptero particular, con dos personas a bordo, se estrelló en el puerto de Los Leones, en tanto que en el pantano de Buendía, en el limite entre las provincias de Madrid, Guadalajara y Cuenca, un hidroavión del Icona, con cuatro personas en su interior, se precipitó al agua.

Cuatro militares del 43 Grupo de las Fuerzas Aéreas que tripulaban un avión bimotor anfibio tipo Canadair, modelo CL-215, fallecieron ayer, al precipitarse su aparato al pantano de Buendía. El hecho ocurrió hacia las once de la mañana, en el lugar conocido por La Dehesa, en el término municipal de Cañaveruela, del partido judicial de Priego, en la provincia de Cuenca y a unos setenta kilómetros de la capital.Los tripulantes eran dos tenientes, un alférez y un sargento mecánico, pertenecientes a la base de Torrejón de Ardoz y que se encontraban realizando prácticas. El entrenamiento estaba destinado a la extinción de incendios forestales de los servicios del Icona. Los fallecidos son el teniente Fernando Esteban Baturane, de veinticinco años; el teniente Aurelio Gil Lamo, de veintiséis; el alférez Eduardo Javier Moreno Jiménez, de 31, y el sargento primero Santiago García García, de 35.

El accidente se produjo, según las primeras estimaciones, cuando el avión intentaba despegar de la superficie del pantano, tras recoger agua en sus depósitos. En ese momento, uno de los motores sufrió una explosión y el aparato no pudo remontar el vuelo y ca potó. Pocos momentos después desapareció bajo las aguas. Según parece, en el lugar en que se hundió el avión hay una profundidad estimada entre veinte y treinta metros, aunque la altura de las aguas, debido a la sequía, se encuentra en estos momentos mucho más baja que de costumbre.

Para intentar el rescate, se presentaron en el lugar fuerzas de la Guardia Civil pertenecientes a la Comandancia de Cuenca, mandas por el coronel César Evangelios y personal especializado, principalmente hombres rana Durante todo el día estuvieron rastreando las inmediaciones del lugar dos helicópteros del Servicio Aéreo de Rescate (SAR) y uno de la Guardia Civil. La operación está coordinada por el coronel Luis Suárez. Se presentaron también en el lugar varios representantes del Icona.

Llegada la noche, hubieron de paralizar la operación de rescate, tras haber localizado el lugar, ya que algunos restos del aparato, flotadores según parece, salieron a la superficie a últimas horas de la tarde. A las ocho de la mañana de hoy se reanudará el rescate por los equipos de hombres rana, apoyados por los helicópteros.

Según manifestaron algunas personas del pueblo, tras oírse una gran explosión fue vista durante largo rato una gran columna de humo. Dado lo intrincado del lugar y su difícil acceso en automóvil, pocas personas han podido acercarse al mismo.

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Las primeras estimaciones señalan que la explosión del motor pudo haberse producido al tener que ponerlo al máximo para poder despegar. Este tipo de aviones recoge el agua que lleva en sus depósitos -unos 6.000 litros- sin pararse en la superficie del pantano. Al amarar, se desliza por la superficie, momento en el que abre las escotillas de los depósitos, que se van llenando sin tener que detener el aparato. En un momento dado, cuando dichos depósitos se llenan, vuelve a cerrar las compuertas, sin pararse, y procede al despegue En ese momento tiene que poner los motores a su máxima potencia, lo que, según las primeras impresiones, pudo producir la explosión.

Los servicios del Icona suelen tener bastante trabajo por esta zona. En los dos meses transcurridos en 1981 han tenido que sofocar ya dieciséis incendios forestales.

La niebla, posible causa del accidente del helicóptero

José María Ferreras y Gonzalo García González fueron encontrados muertos el domingo dentro de un helicóptero de la empresa Helipsa, que se estrelló sobre el puerto de Los Leones, cuando el pasado sábado volaba hacia Cuatro Vientos, procedente de Asturias.

Aunque por el momento se desconocen las causas exactas que produjeron el accidente, parece que las desfavorables condiciones climatológicas determinaron el siniestro. Según informa nuestro corresponsal en Segovia, Pedro Vicente Martín, hacia las 16.30 horas del sábado, los pilotos del helicóptero tomaron tierra en el helipuerto que la empresa Iberpistas tiene en la autopista A-6, a la altura de San Rafael. Unos cuarenta minutos más tarde, creyeron que la niebla había disminuido y despegaron, para perder poco después el contacto con el control aéreo.

A primera hora del domingo comenzaron los trabajos de rescate, en los que participaron efectivos de la Cruz Roja, la compañía Helipsa y la Guardia Civil. Hacia las dos de la tarde del domingo, cuando la niebla había desaparecido de la zona, encontraron el aparato, totalmente quemado, con los cadáveres de los dos pilotos dentro, en la ladera norte del puerto de Los Leones. Una vez personado el juez, se procedió al levantamiento de los dos cadáveres y a su traslado hasta el pueblo de El Espinar.

Europa Press indica que los tripulantes del helicóptero se vieron sorprendidos por la imposibilidad de tomar tierra en el puerto de Los Leones, después de haber intentado sobrevolar una formación rocosa, y que, al dar la vuelta, pudieron chocar con algún pino, lo que precipitó la caída del aparato, así como el fuego que lo hizo arder.

El helicóptero siniestrado es un EC-CMZ, de la compañía Helipsa, con la licencia número 150.

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