En defensa del motociclismo
Tras repetidas alusiones sobre lo molesto del motociclismo de montaña en diversas publicaciones, creo conveniente volver al tema y aclarar algo sobre la carta aparecida en EL PAÍS el día 31 de agosto de 1980.Cierta juventud ha escogido la motocicleta como vehículo, pero esa «moda» nada tiene que ver con un deporte llamado motociclismo. Los desaprensivos que perturban con ruidos excesivos no son verdaderos motociclistas. Los responsables, en muchos casos, son los padres; es decir, sus vecinos de urbanización, al permitir quitar el silenciador y no la moto, cuya imagen se deteriora por momentos, lamentablemente.
En mi caso, y como ejemplo, nunca he tenido altercado alguno con montañeros en seis años de práctica motociclista, al llevar mi moto en perfectas condiciones de ruido, humos, etcétera, y procurar no pasar dos veces por el mismo sitio. He tenido la suerte de ser scout y aprender a cuidar, amar y respetar la naturaleza. El motocross, trial y todo terreno son modalidades muy diferenciadas y se practican en lugares distintos.
El mal llamado footing se llama en castellano carrera continua, es uno de los sistemas de entrenamiento, y no necesita de ningún circuito, pues el trabajo se controla por tiempo de ejecución y nivel de pulsaciones, no por vueltas./
